ARISTÓTELES SOBRE LA AMISTAD
Aunque la mayoría de las canciones se inspiran en las
alegrías y los sinsabores de las relaciones sentimentales, el amor entre amigos
puede ser igual de intenso y complicado. Muchas personas luchan por hacer y
mantener amistades, y una ruptura con un amigo íntimo puede ser tan dolorosa
como una ruptura con una pareja.
A pesar de estos peligros potenciales, los seres humanos
siempre han valorado la amistad. Como escribió el filósofo Aristóteles: “nadie elegiría vivir sin amigos”, aunque en su lugar
pudiera tener todas las demás cosas buenas.
Aristóteles es conocido sobre todo por su influencia en la ciencia, la política y la estética; es menos conocido por sus escritos sobre la amistad. Soy estudiosa de la filosofía griega antigua, y cuando hablo de este tema con mis estudiantes se asombran de que un pensador griego antiguo pueda arrojar tanta luz sobre sus propias relaciones. Pero quizá no debería sorprender: la amistad existe desde que existen los seres humanos.
He aquí, pues, tres lecciones sobre el tema que Aristóteles
aún puede enseñarnos.
1. La amistad es recíproca y reconocida
La primera lección procede de la definición que Aristóteles
da de la amistad: buena voluntad recíproca y reconocida. A diferencia de la
paternidad o la hermandad, la amistad sólo existe si es reconocida por ambas
partes. Como dice Aristóteles:
“Conviene, pues, que
el uno al otro se tengan buena voluntad y se deseen todo bien, y que esto lo
entienda el uno del otro, y esto por alguna de las razones que están dichas”.
Aristóteles ilustra este punto con un ejemplo temprano de
una relación parasocial –un tipo de relación unilateral en
la que alguien desarrolla sentimientos amistosos hacia e incluso siente que
conoce a, una figura pública–. Aristóteles ofrece este ejemplo: un aficionado puede desearle lo mejor a un deportista y
sentirse emocionalmente implicado en su éxito. Pero como el atleta no
corresponde ni reconoce esta buena voluntad, no son amigos.
Esto es tan cierto hoy como lo era en tiempos de
Aristóteles. Piense que ni siquiera puede ser amigo de alguien en Facebook a
menos que acepte su solicitud de amistad. En cambio, se puede ser seguidor de
alguien en las redes sociales sin que lo reconozca.
Sin embargo, hoy en día quizá sea más difícil distinguir las
amistades de las relaciones parasociales. Cuando los creadores de contenidos
comparten detalles sobre su vida personal, sus seguidores
pueden desarrollar una sensación unilateral de intimidad. Saben cosas sobre
el creador que, antes de la llegada de las redes sociales, sólo habría
conocido un amigo íntimo.
El creador a su vez puede sentir buena voluntad hacia sus
seguidores, pero eso no es amistad. La buena voluntad no es genuinamente
recíproca si una parte la siente hacia un individuo mientras que la otra la
siente hacia un grupo. De este modo, la definición de amistad de Aristóteles
aporta claridad a una situación singularmente moderna.
2. Tres tipos de amistad
A continuación, Aristóteles distingue tres tipos de amistad:
la amistad basada en la utilidad, la amistad basada en el placer y la amistad
basada en el carácter. Cada una surge de lo que se valora en el amigo: su utilidad, el placer de su compañía o su buen carácter.
Aunque la amistad basada en el carácter es la forma más
elevada, sólo se pueden tener unos pocos amigos íntimos. Lleva mucho tiempo conocer el
carácter de alguien y hay que pasar mucho tiempo juntos para mantener una amistad así. Como el
tiempo es un recurso limitado, la mayoría de las amistades se basarán en el
placer o la utilidad.
A veces mis alumnos protestan porque las relaciones
utilitarias no son realmente amistades. ¿Cómo pueden ser amigas dos personas
que se utilizan mutuamente? Sin embargo, cuando ambas partes entienden su
amistad de la misma manera, no se están explotando sino beneficiando
mutuamente. Como explica Aristóteles, “las diferencias entre amigos surgen con más
frecuencia cuando la naturaleza de su amistad no es la que ellos creen que es”.
Si su compañera de estudios cree que queda con ella porque
disfruta de su compañía, mientras que en realidad queda con ella porque es
buena explicando cálculo, puede sentirse herida. Pero si los dos entienden que
quedan para que usted pueda mejorar su nota en cálculo y ella su nota en
redacción de textos, pueden desarrollar buena voluntad y respeto mutuos gracias
a las fortalezas de cada uno.
De hecho, la naturaleza limitada de una amistad utilitaria
puede ser precisamente lo que la hace beneficiosa. Pensemos en una forma
contemporánea de amistad útil: el grupo de apoyo
entre iguales. Dado que sólo se puede tener un pequeño número de amistades
basadas en el carácter de la gente, muchas personas que sufren traumas o luchan
contra enfermedades crónicas no tienen amigos íntimos que estén pasando por
estas experiencias.
Los miembros de un grupo de apoyo están en una posición única
para ayudarse mutuamente, aunque tengan valores y creencias personales muy
diferentes. Estas diferencias pueden significar que las amistades nunca lleguen
a basarse en el carácter; sin embargo, los miembros del grupo pueden sentir
buena voluntad los unos por los otros.
En resumen, la segunda lección de Aristóteles es que hay un
lugar para cada tipo de amistad, y que una amistad funciona cuando existe una
comprensión compartida de su origen.
3. La amistad es como estar en forma
Por último, Aristóteles tiene algo valioso que decir sobre
lo que hace que las amistades duren. Afirma que la amistad es un estado o
disposición que debe mantenerse mediante la actividad: así como la forma física
se mantiene haciendo ejercicio regularmente, la amistad se mantiene haciendo
cosas juntos. ¿Qué ocurre, entonces, cuando usted y su amigo no pueden
dedicarse a actividades juntos? Aristóteles escribe:
“Los amigos que se
separan no son activamente amigos, pero tienen la disposición de serlo. Pues la
separación no destruye absolutamente la amistad, aunque impide su ejercicio
activo. Sin embargo, si la ausencia se prolonga, parece provocar el olvido del
propio sentimiento amistoso”.
La investigación contemporánea lo corrobora: la amistad
puede persistir incluso sin actividades en común, pero si esto se
prolonga demasiado, la amistad se desvanecerá. Podría parecer que el argumento
de Aristóteles ha perdido relevancia, ya que las tecnologías de la comunicación
–desde el correo postal hasta FaceTime– han hecho posible mantener amistades a
grandes distancias.
Pero aunque la separación física ya no suponga el fin de una
amistad, la lección de Aristóteles sigue siendo cierta. Las investigaciones
demuestran que, a pesar de la tecnología, las personas que redujeron sus
actividades durante el primer año de la pandemia de covid-19 experimentaron
una disminución correspondiente en la calidad de sus amistades.
Hoy en día, al igual que en la antigua Atenas, los amigos
deben mantenerse realizando actividades juntos.
Aristóteles no podría haber imaginado la tecnología actual,
la aparición de grupos de apoyo en línea o los tipos de relaciones parasociales
que posibilitan las redes sociales. Sin embargo, a pesar de todo lo que ha
cambiado el mundo, sus escritos sobre la amistad siguen siendo vigentes.
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