EDUCACIÓN SENTIMENTAL
UN DESAFÍO Y UNA
OPORTUNIDAD PARA LA FILOSOFÍA
La filosofía ayuda a pensar, pero también puede ayudarnos a
sentir: puede estimular nuestro pensamiento crítico sobre qué y cómo sentimos y
las consecuencias que tiene sobre nuestra vida.
¿Qué importancia tienen los sentimientos en nuestro día a
día? Nuestras acciones son fruto de ellos en gran medida: afrontamos cada
situación de un modo u otro según si nos sentimos más alegres, tristes, etc.
Para dar a los sentimientos el lugar que les corresponde es precisa una educación sentimental que nos ayude a identificar lo que sentimos y sus consecuencias, y a manejar las herramientas para poder gestionarlos sin violencia.
Solemos pensar que hay sentimientos positivos y negativos,
aunque, en realidad, cada
sentimiento puede ser ambas cosas en función de cómo lo gestionemos; sus
efectos serán, por lo tanto, más o menos dañinos. Por ejemplo, las situaciones
de violencia pueden ser fruto tanto de sentimientos intensos de alegría como de
tristeza o ira.
Violencia y miedo
La imprevisibilidad de la violencia nos hace tener miedo,
uno de los sentimientos más predominantes. Tenemos miedo a la incertidumbre, a
lo diferente, al fracaso, a la soledad… Un miedo que, muchas veces, se suele
gestionar violentamente.
A pesar de ello, incluso el miedo puede transformarse en oportunidad para afrontar cada situación. Se trata de no identificar
enemigos sino de buscar aliados en el proceso.
¿Aprender a sentir?
Urge hacer una
reflexión profunda sobre nuestra capacidad sentimental y educarse en ella con
el objetivo de disponer de suficientes competencias para poder gestionarla. La educación tiene un rol
fundamental en esta labor.
Así, desde los contextos de la educación formal y en diálogo
con la educación no formal e informal, hay que generar espacios para reflexionar sobre lo que sentimos; para dar
pistas sobre lo que cada sentimiento implica y sobre las distintas formas en
las que se pueden regular. El objetivo debe ser el de ampliar el horizonte de
las posibilidades a la hora de afrontar lo que sentimos a fin de no caer en
actitudes violentas.
El papel de la
filosofía
La filosofía puede jugar un papel importante en el cultivo
de la educación sentimental. Como
actividad, la filosofía es una práctica que incita a la pregunta. La
filosofía supone análisis y argumentación, y promueve pedagogías dialógicas,
participativas e interactivas. Pedagogías que incitan al diálogo filosófico
para indagar sobre lo que al ser humano atañe desde una perspectiva
crítica, ética y creativa.
Por lo tanto, desde la actividad del filosofar se puede
estimular nuestro pensamiento crítico sobre nuestros sentimientos a fin de
discernir las razones por las que sentimos
lo que sentimos y cómo lo sentimos con sus consecuencias.
Filosofar: ser
creativos y éticos
Además, se puede cultivar nuestro pensamiento creativo para ir más allá de las formas
habituales en las que solemos gestionar nuestros sentimientos e imaginar otras
alternativas posibles.
La práctica del
filosofar nos lleva a ser curiosos y a fantasear. Nos saca de nuestra
zona de confort y nos anima a idear otras formas de enfrentar el odio, el amor,
la tristeza o la alegría.
Finalmente, con la actividad del filosofar se puede alimentar nuestro pensamiento ético y,
con ello, se puede profundizar en la empatía como habilidad fundamental de
nuestra capacidad sentimental.
Filosofar es
empatizar
La empatía es una de
las habilidades que más necesitamos cultivar en las sociedades actuales.
Va unida a la escucha activa, a la comunicación no violenta, a la cooperación.
Ser una persona empática supone trabajar en nuestra capacidad sentimental para
ser cuidadosa y para ponernos en la piel de los otros, buscando la ósmosis
entre nuestros horizontes y los de los demás.
La empatía se puede impulsar con la actividad del filosofar
a través de sus preguntas continuas, de sus diálogos y de su tendencia hacia la
admiración y el asombro.
Un desafío y una
oportunidad
Por estas razones, la práctica de la filosofía es esencial para la educación
sentimental. Al mismo tiempo, la educación sentimental es un desafío
para la filosofía.
La filosofía colabora a la formación de sujetos más
críticos, éticos y creativos con sus sentimientos, algo especialmente necesario
en nuestra sociedad.
Sonia París Albert, Directora Cátedra UNESCO de Filosofía
para la Paz, Universitat Jaume I. Este artículo fue publicado
originalmente en The
Conversation. Lea el original.
https://igluu.es/educacion-sentimental-un-desafio-y-una-oportunidad-para-la-filosofia/
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