LA ECONOMÍA CIRCULAR
UN ESTUPENDO LIMPIADOR VERDE:  GreenWashing
Cuidado con las palabras. La economía circular es
una herramienta que puede usarse bien o mal. Añadir palabra «circular» no
garantiza que ningún proceso sea sostenible. De hecho, a veces se emplea para
engañar (greenwashing).
Un ejemplo: las nuevas Apps para
compra/venta de productos de segunda mano podrían ser tanto una herramienta de
economía circular como una herramienta de consumismo facilón.
La palabra «circular» nos recuerda el «reciclaje». Pero la economía circular debe ser mucho más: un modelo de producción y consumo que, para ser auténticamente ecológico, debe partir primero de REDUCIR la producción y el consumo. Luego, después de esa reducción —y solo después de esa reducción— un modelo de economía circular implica compartir lo que se pueda (gratuitamente o por alquiler), reutilizar, reparar y al final del todo —y solo al final— reciclar los materiales.
A veces se empieza por el reciclaje sin haber hecho ninguno
de los pasos previos. Las empresas deberían estar obligadas a diseñar todo para
que tenga máxima durabilidad y máxima facilidad para reparar y reciclar. En
España, la reciente Ley
de residuos es un intento de quedar bien sin que nada sustancial cambie,
para no molestar a las empresas que dominan la política. El tiempo lo
demostrará.
¿Es economía circular comprar productos de segunda mano?
Depende. Si se ha sido honesto en el primer paso de
«REDUCIR» entonces es posible que sí sea economía circular. Por tanto, no
siempre lo es. Antes de comprar algo de segunda mano, piensa:
- ¿Realmente
     necesitas ese producto? No uses la economía circular como excusa
     para comprar cosas de las que, en conciencia, puedes prescindir
     fácilmente.
- Compres
     lo que compres, hay contaminación (más o menos) oculta: Piensa
     en toda la energía y materiales necesarios para fabricar y enviar un
     producto a tus manos (especialmente si compras
     por Internet). Algunos opinan que en productos de segunda mano no hay
     que considerar el impacto de su fabricación, pero es falso (véase el punto
     4)
- Antes
      de vender algo a grandes distancias, piensa en los transportes y
      embalajes. Posiblemente, decidas venderlo o regalarlo localmente.
- Al
     comprar un producto estás evitando que ese producto pueda adquirirlo
     alguien que lo necesite más que tú. Debes ser tú quién valore si
     realmente merece la pena. No olvides que tu compra influye en la demanda
     global. Ya sabes: hay que pensar  globalmente y
     actuar localmente.
- Al
     comprar un producto estás haciendo girar la rueda de la industria. Hay
     gente que se compra ropa nueva porque sabe que luego puede venderla de
     segunda mano. O sea, la posibilidad de vender productos usados es, a
     veces, un reactivo para comprar nuevos. Sin quererlo, los compradores de
     ropa de segunda mano están colaborando a que se fabrique ropa nueva.
Tres claves básicas en economía circular
- Tenemos
     que comprar menos si queremos un planeta habitable —con
     biodiversidad— y si queremos dejar de alimentar el crack climático.
- Ahora
      bien, si todos compramos menos, se pueden perder empleos. ¿Cuál es la
      solución? Reducir también la avaricia y la
      jornada laboral (y otra
      erre igual de importante, la Renta  Básica).
- Una investigación ha mostrado que pequeñas acciones
      pueden generar grandes beneficios y propone seis cambios esenciales (en
      el mundo rico) que podrían frenar la crisis ambiental. Uno de esos
      cambios es comprometerse a NO comprar más de tres prendas de ropa al año.
      El informe no aclara si son o no prendas reutilizadas, porque no es
      relevante. No es que el impacto sea igual. El impacto —las emisiones—
      pueden ser distintas, pero depende de muchos factores (tipo de prenda, si
      es de
      cuero…).
- Es
      habitual que los que compran en exceso se sientan peor tras comprar (o al
      menos, que no se sientan mejor). Compran para ser felices, pero no
      evalúan si realmente consiguen la felicidad que esperan. Si se hiciera
      esa evaluación, seguro que se compraría menos. Está bien demostrado que
      el exceso de cosas dificulta el ser felices.
- Es
     difícil que reciclar sea ecológico. Reciclar solo es ecológico si
     se hacen bien un buen montón de etapas previas, y siempre que su costo se
     incluya en el precio inicial del producto. Hoy no se cumple ninguno de
     esos dos requisitos, en ningún producto. Por tanto, reciclar no es
     ecológico. Por supuesto, tirar los materiales a la basura es peor.
- Es
      una pena reciclar vidrio, con todo
      lo que contamina, cuando bien podría obligarse a reutilizar los
      envases de este material.
- Quemar
     basuras no es economía circular. La basura suele tener muchos
     contaminantes que se liberan al aire al incinerarla. Aunque no lo creas,
     aún hay políticos españoles que proponen estas
     y otras barbaridades.
https://blogsostenible.wordpress.com/2022/05/16/economia-circular-limpiador-verde-greenwashing/

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