CÓMO RECUPERAR LA CREATIVIDAD (I)
Recupera tu tiempo
para recuperar la creatividad
Cuando necesitas recuperar la creatividad porque temes que
haya desaparecido, recuerda: la creatividad no mengua ni se esfuma, solo está
distraída.
Por el mismo hecho
de haber nacido eres una persona creativa. Las células grises que
improvisan una cena con latas con contenidos que no parecen casar, pueden
componer sagas literarias. Prueba a encontrar el antónimo de creativo…
No lo encontrarás.
Tenemos alrededor de 6.000 pensamientos al día según los neurólogos canadienses Julie Tseng y Jordan Poppenk, que emplearon escáneres cerebrales en voluntarios para observar cómo nacían pensamientos durante el visionado de películas. En palabras de Tseng y Poppenk:
«Un pensamiento es un estado cognitivo o emocional
transitorio y la relación que el sujeto tiene con los contenidos (por ejemplo,
percibir, creer, temer, imaginar o recordar)».
A cada pensamiento lo llamaron «gusano de
pensamiento». (¿Quién sabe si esta es la forma de las musarañas?).
Cuando una persona abandona un pensamiento para ir a otro, crea un nuevo gusano
de pensamiento.
Así pues, entre los 6.000 pensamientos diarios está:
- PERCIBIR
el olor de una flor.
- TEMER
haber dejado la cocina encendida.
- IMAGINAR
un encuentro romántico con una persona que acabas de conocer.
- CREER
que te tocará lotería.
- RECORDAR
el PIN del teléfono móvil.
Cuando eres artista, dedicas una parte de los 6.000
pensamientos a tu tarea… con suerte.
«Las personas pasan el 46,9 por ciento de sus horas de
vigilia pensando en algo más que lo que están haciendo, y esta divagación mental generalmente los hace infelices».
¿Qué debemos hacer para que los gusanos de pensamiento
actúen como un ejército de la creatividad?
RECUPERAR LA CREATIVIDAD: RECUPERAR EL TIEMPO
«Cada persona tiene su propio tiempo y solo mientras siga
siendo suyo se mantiene vivo».
Recuperar la
creatividad distraída pasa por fuerza por recuperar tu tiempo. No
basta con apagar el móvil o bloquear las redes sociales, aunque es un buen
punto de partida para que tu tiempo sea tuyo. Para John Cleese, la fórmula de la
creatividad es espacio+tiempo.
También te mantienes vivo cuando decides pasar tiempo
contigo mismo —sin hacer nada más que estar— o permaneces atento
a las personas que amas o de forma voluntaria a causas nobles,
como ayudar a personas que no pueden valerse por sí mismas o hacerles compañía,
un refugio de animales o una ONG.
No estás vivo cuando entregas tu tiempo de manera
inconsciente a seguir las vidas de personas que han hecho de sí mismas
un negocio—y que poco o nada aportan a tu vida— y a los medios de comunicación
y entretenimiento. Estos personajes y estos medios tienen mecanismos para apropiarse de tu tiempo con
un fin: que te alejes de otras películas, series, libros, programas de
televisión… o no llegues a descubrirlas. De esta manera, los
creadores de estos mecanismos no ganan dinero —al menos, no de momento—, pero
evitan que entregues tu dinero a otras propuestas de entretenimiento y, peor
aún, evitan que llegues a descubrir quién eres realmente.
No me malinterpretes. Una cosa es ver una película o incluso
un programa de telerrealidad y otra, después de ese par de horas, dejarse atrapar
por las seudonoticias, aplicaciones (¡para estar al día!) y juegos gratuitos
(¡divertidos test!) que ofrecen los productores y los departamentos de
marketing.
A manera de ejemplo, recuerda cómo cualquier película de
superhéroes genera una ingente cantidad de material dos o tres años antes del
estreno:
- Argumentos
posibles.
- Especulaciones
sobre qué personajes aparecerán.
- Rumores
sobre quiénes interpretarán a los personajes.
- Entrevistas
con los posibles actores.
- Entrevistas
con los actores.
- Filtraciones
de imágenes del rodaje.
- El
robo del guion.
- Anécdotas
insustanciales del rodaje con titulares del tipo: «Las tres palabras que
dijo Z y que convencieron al productor para contratarla», «Lo que opina X
del traje de», «El gesto de Y con un fan durante el rodaje».
Además del tiempo que consumen estas seudonoticias, está el
tiempo que consume participar o ser observadores de polémicas en las redes
sobre tal o cual detalle del guion o si la elección de tal o cual actriz es
desacertada.
Los periódicos online —muchos que se
consideran rigurosos, también— son cómplices de la difusión de las trampas de
tiempo de los grandes grupos de entretenimiento. Cuando no, secuestran el
tiempo de los lectores con titulares en la primera página como estos:
CONOCE A "x", LA HIJA DE "z", CUYA BELLEZA DESLUMBRA AL MUNDO
LA RESPUESTA VIRAL DE LA INFLUENCER… A UNO DE
SUS SEGUIDORES
ALUCINA CON EL COCHE QUE CONDUCE… A LOS 51 AÑOS
¿Quiénes son las personas que se menciona en los titulares?
¿De qué manera saber de ellos influye en mi día a día? ¿Acaso el actor de 51
años es un anciano que no puede conducir un coche? Aunque no hagas clic en las
noticias, los mismos titulares roban tu tiempo.
Quizá no consultes las redes sociales ni los
periódicos online durante tu trabajo, pero cuando lo haces «un
momentito, con el café», tu tiempo es secuestrado. De manera que, cuando
reparas en ello, quizás has pasado casi media hora de clic en clic.
O puede que repases las redes sociales y los periódicos una
vez que has concluido tu día de trabajo. Igualmente, las seudonoticias
roban tu tiempo y te apartan de la película que realmente querías ver o el
libro pendiente de leer o pasar tiempo con las personas que amas.
Cuando pasas tu tiempo llenando tu cabeza con los contenidos
que te proponen los medios en lugar de los contenidos que tú deseas, te
enfrentas a otro problema. Arthur Conan Doyle expresó así, a través de Sherlock Holmes en Estudio
en escarlata:
«El cerebro de una persona es como un pequeño ático vacío en
el que hay que meter el mobiliario que uno prefiera. Las gentes necias
amontonan en el ático toda la madera que encuentran a mano, y así resulta que
no queda espacio en él para los conocimientos que podrían ser útiles. Me
dice que giramos en torno al sol, aunque girásemos alrededor de la luna, no
implicaría nada para mi trabajo».
¿Qué ocupa más espacio en el ático de tu cabeza? ¿Aquello
que inspira tu trabajo creativo o la última hora de un participante de un
programa de telerrealidad?
Lo cierto es que las mismas noticias serias crean gusanos de pensamiento
que no querrás tener. Sabes que las declaraciones de ciertos
personajes públicos te molestan profundamente. Le das vueltas en la cabeza a la
posibilidad de que un meteorito impacte con la Tierra. La estupidez ajena no te
hace reír, sino que te parece irritante.
Recuerda estas palabras en American History X:
«El odio es un lastre. La vida es demasiado corta para estar
siempre cabreado».
El odio, la irritación, la pérdida de esperanza en el ser
humano que se deriva de leer ciertas noticias cortocircuitan la creatividad.
Recuerda también que, sin pretenderlo, el 47 por
ciento de tu tiempo estás generando pensamientos infelices. No
permitas que te roben el resto del tiempo ni gusanos invasores de
pensamientos.
Una forma de evitar el robo de nuestro tiempo y nuestros
pensamientos es no comenzar el día con las noticias ni las redes sociales, y si
no necesitas consultar nada a primera hora, evita el correo electrónico y la
mensajería instantánea. (Para consultar qué calles están cortadas al tráfico
usa aplicaciones como Google Maps).
No necesitas saber mucho para estar en el mundo
Puedes vivir sin noticias. Pruébalo. (A menos que tu trabajo
esté relacionado con noticias). Realmente, necesitas
saber poco de la cultura popular y de lo que pasa en tu país para estar en el
mundo.
Prueba a desayunar leyendo un libro de citas, poesía o un
artículo sobre un tema que te interese y no te enerve, o prueba a no
hacer nada. La guionista y directora de cine Tinuca
Olivares escribió recientemente:
«Mi nuevo reto es no ponerme nada, simplemente desayunar y
centrarme en el sabor de los alimentos que tomo. Aunque parezca mentira, es
todo un plan».
He probado esto último y resulta sorprendente cómo se
aclaran, sin pretenderlo, pensamientos que rumias hace tiempo y encuentras
nuevas ideas. Aunque ignorar qué pasó en el mundo mientras dormía ya es un
regalo que me concedo.
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