El mayor recorte de libertades de
nuestra historia democrática
Este artículo debe empezar aclarando a qué me refiero con confinamiento.
Uso esta palabra para hablar de la situación que existe en España desde el 15
de Marzo, en la que por lo general no podemos salir de nuestras viviendas.
Ahora mismo no es que se permita salir de casa con excepciones, sino al revés:
se prohíbe salir salvo si está justificado por una corta lista de motivos
(principalmente ir a trabajar y a hacer la compra).
Este artículo no trata el cierre de bares, tiendas ‘no
esenciales’ y otras medidas tomadas por el gobierno. Cuando digo que estoy
contra el confinamiento me refiero a la prohibición mencionada en el párrafo
anterior, no a estas otras medidas (las cuales pueden ser correctas o no, pero
en cualquier caso requieren ser tratadas por separado).
La prohibición de salir de casa, además de atentar contra el sentido común
(¿cómo voy a contagiar a alguien paseando por el campo?), carecía de evidencia
científica en el momento en que se tomó. En este artículo muestro dos estudios,
coincidiendo en que la prohibición general de salir a la calle no tiene fundamento
y más bien es contraproducente. Además, uno de los estudios se publicó unas dos
semanas antes de que el gobierno decretase el confinamiento.
No podemos responsabilizar exclusivamente al gobierno central, porque entre
los gobiernos autonómicos la medida apenas ha generado protestas y alguno de ellos incluso se opone aún a que los niños salgan a
la calle. Pero en el contexto actual el gobierno central tiene un poder
casi absoluto. Por eso, si alguien del gobierno me lee, le invito a que por
favor reflexione y corrija esta situación.
El confinamiento es el mayor recorte de libertades de nuestra historia
democrática. Sólo estaría justificado si tuviésemos la certeza de que va a
evitar una catástrofe sanitaria. Pero la situación actual es la contraria: hay
motivos para creer que el confinamiento causa más contagios y más muertes de
las que habría si nos permitiesen salir.
Ahora veamos los resultados de los estudios.
CORONAVIRUS EN JAPÓN
El estudio se llama Closed environments facilitate secondary transmission of coronavirus
disease 2019 (COVID-19). Código DOI: 10.1101/2020.02.28.20029272
Si sabes inglés el título lo ha dicho todo. El estudio analiza 110
contagios en 11 clústeres: cuatro en Tokio y siete en otras prefecturas. Es
necesario mencionar que en Enero-Febrero, cuando se produjeron estos contagios,
Japón hacía lo que podemos considerar vida normal. Karaokes abiertos, libertad
de movimiento, etc.
El dato clave:
«La probabilidad de que un caso primario transmitiese Covid-19 en un
entorno cerrado era 18.7 veces mayor comparado con un entorno al aire libre»
El intervalo de confianza (95% de probabilidad) va desde 6 a 59. Es decir:
si alguien estaba contagiado de coronavirus, las probabilidades de que
infectase a otra persona en un entorno cerrado eran entre 6 y 59 veces mayores
que al aire libre.
CORONAVIRUS EN CHINA
El artículo se titula Indoor transmission of SARS-CoV-2. Código DOI:
10.1101/2020.04.04.20053058
El estudio analizó 318 brotes de coronavirus en los que tres o más personas
resultasen infectadas. Los contagios tuvieron lugar entre el 4 de Enero y el 11
de Febrero. Los confinamientos sólo se impusieron fuera de Hubei a principios
de Febrero, por lo que la mayoría de los contagios debió tener lugar mientras
transcurría la vida normal de los chinos: abrazos, apretones de manos, y otros
comportamientos que ahora consideramos ‘de alto riesgo’.
Para no aburrir al lector iré a la parte clave, como dice la sección de conclusiones:
‘Todos los brotes identificados con tres o más casos ocurrieron en un
entorno cerrado [indoor environment]’
Los autores enfatizan:
‘Sólo identificamos un brote en un entorno al aire libre, que implicó dos
casos’
Quisiera terminar la sección de China mencionando que tanto en este país
como en Japón es común ver a la gente por la calle con mascarilla. Pero no la
usa un 100% de la población, ni mucho menos. Y gran parte de los contagios
analizados en estos estudios tuvo lugar en Enero, antes de que el público fuese
consciente de la amenaza del virus y cuando por tanto había menos gente usando
mascarilla. Si la transmisión del virus al aire libre fuese fácil, veríamos que
el segmento de la población que no usa mascarillas se contagia. En cambio, lo que
vemos es que simplemente hay muy pocos contagios al aire libre.
De todas formas, si el precio de acabar con el confinamiento es tener que
llevar una mascarilla o tapabocas cuando te encuentres en zonas habitadas… lo
firmo ahora mismo.
CORONAVIRUS EN EL MUNDO OCCIDENTAL
En esta sección no voy a citar ningún estudio científico. Lo que quiero
remarcar es que España es el único país occidental que prohíbe salir de casa.
Incluso Italia, que tiene unas medidas muy estrictas, permite salir a pasear o
hacer deporte (creo que sólo está prohibido en Lombardía). En muchos casos
también se permiten las reuniones: en Dinamarca hasta diez personas, en Austria
y Suiza hasta cinco personas, etc. Y lógicamente, se permite salir no solo de
forma individual sino con las personas que vivan contigo. Dicho esto, hay una
gran variación entre el tipo de salidas que permiten los distintos países y
regiones. Algunos permiten salir de casa para hacer ejercicio pero interpretan
esta norma de forma restrictiva. Por ejemplo, en California te pueden multar
por ir a la playa para ver la puesta de sol.
Entiendo que tal vez las medidas de Suecia no se puedan implementar aquí.
¿Pero tan distintos somos de los italianos? ¿O de los franceses? ¿O los
portugueses?
Google ha publicado datos de
movilidad para muchos países y regiones, y no hay duda: los españoles
estamos cumpliendo con el confinamiento. Aquí voy a mostrar un par de
resultados de la categoría de movimiento que más se vería afectada en el caso
de que se eliminase el confinamiento: el uso de espacios públicos como parques,
playas y similar.
Aquí están los resultados para España. El colapso en torno al 15 de marzo es obvio.
Ahora veamos los datos de Alemania, que decretó el cierre de negocios y prohibición
de reuniones el 22 de Marzo. Este país tiene unas medidas de rigor intermedio:
no están abiertas la mayoría de las tiendas, a diferencia de por ejemplo Países
Bajos, y sólo puede haber ‘reuniones’ de dos personas (excluyendo gente que
viva en el mismo hogar). Por otro lado, hay libertad de movimiento: la policía
no te va a interrogar si te encuentran sentado en un banco.
No parece que su afición por los parques haya causado demasiados problemas
a los alemanes. De hecho, a pesar de haber decretado el ‘cierre’ una semana más
tarde que España, ya están empezando la reapertura: este Lunes 20 de Abril
reabren las tiendas de hasta 800 metros cuadrados, a principios de Mayo reabren
los colegios, y así con varias categorías. (Me parece alucinante que aquí ya se
haya dado por perdido el curso escolar).
En la última semana hemos visto cada vez con más fuerza peticiones para que
el gobierno deje salir a los niños. Me parece loable, pero pregunto, ¿por qué
sólo los niños? El confinamiento debería terminar ahora mismo para todos
nosotros. Lo que dicen el sentido común y la ciencia se ve confirmado por la
experiencia de países de nuestro entorno. Todos ellos permiten el uso de la
calle como espacio público, y en general también permiten el uso de playas,
parques, etc.
Y a prácticamente todos les va mejor que a nosotros en la lucha contra el
virus.
CONCLUSIONES
En situaciones normales del día a día es casi imposible contagiarse de
coronavirus al aire libre. Por supuesto un evento masificado, como el famoso
partido Atalanta-Valencia, podría tener ese efecto. La solución obvia es o bien
prohibir eventos que superen cierto número de personas, o bien requerir para
ellos medidas especiales (mascarillas, guantes, etc). Pero no hay base
científica para restringir otro tipo de actividades al aire libre.
De hecho es justo lo contrario. Imagina que un miembro de una familia se
contagia con el coronavirus. Cada minuto que esa persona pasa en casa es un
minuto en el que puede infectar al resto de miembros, si ellos también se
encuentran confinados. En cambio, con la libre circulación de personas el
tiempo que pasen juntos en casa será mucho menor. Incluso si el infectado va
acompañado de su familia cuando sale de paseo, es mucho menos probable que les
contagie el virus estando al aire libre. Y eso sin considerar los beneficios
generales de salir de casa.
El confinamiento no es sólo inútil.
Es contraproducente.
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