Capítulo
del Manual
de Diseño Social
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LA
INDEFENSION APRENDIDA
La
“indefensión
aprendida” hace
referencia a la condición de un ser humano o animal que ha aprendido
a comportarse pasivamente, sin poder hacer nada y que no responde a
pesar de que existan oportunidades para ayudarse a sí mismo,
evitando las circunstancias desagradables o mediante la obtención de
recompensas positivas.
La
teoría de indefensión aprendida se relaciona con depresión clínica
y otras enfermedades mentales resultantes de la Percepción
de ausencia
de control sobre el resultado de una situación. Aquellos
organismos que han sido ineficaces o menos sensibles para determinar
las consecuencias de su comportamiento se dicen que han adquirido
indefensión aprendida .
La
mayor parte de esta manipulación mediática y política está
encaminada a postrarnos en un estado
de shock,
para que, temerosos y paralizados, no reaccionemos ante las
injusticias sociales y las pérdidas de derechos que se nos imponen
al ser tratadas como “inevitables” y motivadas por un “poder
superior” muy alejado de nosotros.
Las
leyes, recortes, medidas y ajustes de los gobiernos o la junta
directiva de una empresa nos son administrados gradualmente como un
veneno que nos somete a una ansiedad constante, que cuentan,
además, con el falso
legitimador de los medios de comunicación y
líderes de opinión.
Pero John Dewey ya nos advertía que una sociedad libre debe producir personas libres. Es decir, personas con capacidad de elección y de discernimiento; de comprender lo que les pasa y de ser capaces de cambiar su situación si así lo deciden.
Para
que esto sea posible, es necesario que las personas tengan
garantizado el acceso al conocimiento, y sepan además manejar de
forma crítica la información que recibe. Mediante el poder
actual de los medios de comunicación como nuestra
principal fuente de información y análisis de la realidad, es
posible inducir este estado depresivo en buena parte de la población
para mantenerla en un estado de pasividad. A esta sutil estrategia
debemos sumar muchas más aunque entre ellas, también destacan el
efecto “cortina de humo” para desviar nuestra atención.
“Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja como los otros animales.”- Cita del texto Armas silenciosas para guerras tranquilas –
Terrible,
¿verdad? Pero más terrible aún es el darnos cuenta que esta
inoculación de indefensión aprendida es lo que están haciendo
ahora mismo con nosotros. Nos tratan de convencer que aceptemos
resignadamente pérdidas de derechos y privatizaciones de bienes
públicos sin resistir ni protestar. La consigna: que hagamos lo que
hagamos no va a servir para nada.
Los
españoles, por ejemplo, ven la corrupción como uno de los grandes
problemas del país. Sin embargo, parece que la aparente indignación
no va acompañada de una rendición de cuentas en las urnas. La
capacidad de asombro de la ciudadanía parece permanentemente puesta
a prueba, y lo normal sería que la indignación social hubiera dado
un paso más allá de la movilización social en las calles. Sin
embargo, en los últimos años ha cundido la impresión que la
corrupción parece salirle mejor al político que al empresario, pues
en rara ocasión parece afectar a las urnas.
En
la ciencia política la paradoja de la corrupción se ha convertido
ya en un concepto clásico: mientras que la corrupción en sí misma
se considera un comportamiento reprobable y vergonzante, algunos
políticos corruptos mantienen intacta (o casi) su popularidad. Un
fenómeno que tiene un reflejo fiel en la escena política española.
¿Por
qué los votantes españoles muestran una preocupante tolerancia con
los candidatos implicados en casos de corrupción? ¿Por qué el
previsible castigo electoral tiene un alcance más que limitado?
Son
varias las posibles causas de esta permisividad. Explicaciones que no
son excluyentes ni alternativas, sino que se complementan para
perfilar los porqués de la manifestación de esa paradoja en la
política española.
AUTOCULPABILIDAD
Consiste
en hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su
propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia,
de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse
contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida
y se culpa,
lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la
inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay opción de cambio.
En
países como Grecia, Portugal, Italia o España, donde llevamos
tiempo sufriendo este salvaje saqueo de lo común, la depresión se
extiende como una epidemia entre las clases populares y el número de
suicidios se dispara.
De
hecho, cada catástrofe económica o humanitaria supone una coartada
perfecta para adoptar medidas traumáticas sobre la población, que
las acepta porque se transmite el mensaje de “no hay otra salida”.
Esta crisis económica es un claro ejemplo de ello.
El
mensaje de “no hay otra salida” significa también que “no
hay otra economía que la nuestra“,
“no hay otra forma de acceder al conocimiento que la nuestra”, o
“no hay otra forma de medicina que la nuestra”. No hay, en suma,
alternativas. Este es el corolario de esta información negativa y
uniformizadora que transmiten los medios de comunicación
convencionales.
Los
políticos y directivos de empresa se presentan en la opinión
pública, a pesar de los beneficios personales y empresariales que
siguen obteniendo gracias a su política y en detrimento de otros
sectores de beneficio público, como ejecutores carentes de
responsabilidad moral o legal. Entre todos podríamos hacer una
interesante selección de declaraciones públicas que nos indican
claramente esta línea argumental:
-
«A veces la mejor decisión es no tomar ninguna decisión, que también es tomar una decisión.»
-
Nota: 13 de febrero de 2013.
-
Fuente: Libertad Digital
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«Las medidas que tomamos hacen daño a la gente, pero son imprescindibles»
-
«Si no puedo bajar los gastos y no puedo subir los ingresos, me puede explicar usted cómo se reduce el déficit público? Porque yo confieso que lo desconozco»
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Fuente: Rajoy: ‘Este Gobierno tiene que elegir entre un mal y un mal peor’, El Mundo, 18 de julio de 2012.
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“Yo prefiero no subir el IVA en 2013 pero también le digo que si en ese momento es bueno subir el IVA lo haré y haré cualquier cosa aunque no me guste y haya dicho que no lo voy a hacer.”
-
Fuente: Público
-
Cuando
la situación se alarga en el tiempo, como actualmente sucede en
España, los políticos pueden incluso presentarse ante la opinión
pública como víctimas ellos mismos de indefensión aprendida. En
definitiva, lo que estos gobernantes nos transmiten, al escenificar
su indefensión, es que nuestro país ya no es soberano, sino que
está bajo las órdenes de los que en realidad mandan: los famosos
“mercados” o bien, desde “Alemania” o “Bruselas”.
PELIGROSO
MANTRA: “Son todos iguales”.
Es
la opinión que muchos ciudadanos utilizan para definir a la clase
política en su conjunto, para englobar sin matices comportamientos
particulares a los representantes de todos los partidos políticos.
Esta suerte de cinismo
político
conlleva
una generalización de la sospecha sobre todos los cargos públicos,
aplicar una presunción de culpabilidad sin hacer distingos entre
trayectorias intachables y largos historiales judiciales.
Y
este cinismo democrático, además, también se convierte en freno
para aplicar un castigo real en las urnas contra candidatos
implicados en casos de corrupción. Si cunde el convencimiento de que
todos los partidos y todos los candidatos comparten actuaciones
irregulares, los incentivos que podría tener el electorado para
cambiar el voto prácticamente desaparecen. Si todos los candidatos
son igualmente corruptos, ¿por qué no seguir votando al partido de
siempre si los demás también son corruptos?.
Un
efecto que explicaría el interés de los partidos que se ven
implicados en una irregularidad en airear y recordar todos los
escándalos que han sufrido el resto… Tal vez su papel en la
estrategia del shock aún no se haya cumplido del todo. Todavía no
estamos completamente sujetos a la indefensión aprendida. Pero
¿podremos hacer algo para no ser vencidos del todo por ella?
Para
romper este círculo de adoctrinamiento hay que ampliar las fuentes
de la información. Demostrar que no es cierto que no haya otra
economía, otra forma de acceder al conocimiento u otra
medicina. Demostrar
que hay alternativas, y sobre todo, que estas alternativas funcionan.
Esta es la principal razón de que sea necesaria la existencia de
medios de comunicación libre como Noticias
Positivas o Periodismo
Humano.
MARTIN SELIGMAN
A
finales de los 60, el psicólogo Martin Seligman realizó un
experimento. Dentro de una caja de laboratorio, un perro era expuesto
a shocks eléctricos que no podía evitar. En cambio, en otra caja,
otro perro sí que podía interrumpir esos shocks pulsando una
palanca. Más tarde, los perros eran situados sobre una superficie
electrificada de la que podían escapar simplemente saltando una
barrera.
El
perro que había podido controlar los shocks la saltaba, mientras que
el otro perro, en lugar de buscar la salida exitosa a la situación
adversa, permanecía aguantando las descargas de manera pasiva.
Había, pues, “asimilado” su indefensión.
¿Para
qué gastar energías sabiendo que de los estímulos adversos no se
puede escapar?
Como
al perro víctima del experimento de Seligman, se nos somete a unos
shocks (nombrados por los eufemismos “ajustes” o “recortes”)
que, al parecer, no podremos evitar por mucho que hagamos huelgas,
acciones de concienciación o nos manifestemos o bien, se castiga a
aquellos que lo hacen.
HANNAH ARENDT
En
su libro “Eichmann en Jerusalén,” expuso su concepto de
banalidad del mal: un funcionario nazi mediocre como Adolf Eichmann
fue capaz de poner en práctica asesinatos en masa, no por crueldad,
sino simplemente porque actuaba dentro de las reglas del sistema al
que pertenecía sin reflexionar sobre sus actos. Lo que hizo Eichmann
fue cumplir eficientemente con las órdenes que provenían de
estamentos superiores, que es lo que hacen nuestros políticos en el
gobierno respecto a los mandatos de quienes representan los intereses
del capital financiero.
Todo
ello sin poderse cuestionar las reglas a las que obedecen, ya que
están cegados por los postulados de una ideología dominante, el
neoliberalismo, que además legitima el hecho de que estos mismos
gobernantes –o sus familiares o sus amigos– se enriquezcan, de
una manera que nosotros consideraríamos inmoral, gracias a la
pérdida de derechos sociales de los ciudadanos y a la privatización
del sector público.
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