PÀGINES MONOGRÀFIQUES

18/9/18

Los actores econòmicos no pueden ser ajenos al bienestar de las personas.

UN SISTEMA ECONÓMICO JUSTO Y SOSTENIBLE ES POSIBLE

Tenemos que construirlo juntas.

Manifiesto 15-S: Caminando hacia un nuevo modelo socio-económico

El próximo día 15 de septiembre se cumplieron 10 años de la caída de uno de los cuatro bancos de inversión más grandes de Estados Unidos, el famoso Lehman Brothers, hito que desencadenó una crisis económico-financiera de dimensiones globales. Originada por las conocidas “hipotecas subprime”, productos financieros derivados tóxicos, esta crisis no sólo acabó con la quiebra de una serie de entidades financieras sino que se extendió hacia toda la ciudadanía, que vio como sus condiciones de vida se reducían drásticamente.

Más allá de la falta de responsabilidad de los principales agentes financieros, el sistema financiero en su globalidad ha sufrido un enorme proceso de financiarización debido al proceso de liberalización y a la falta de control. Cuando hablamos de financiarización nos referimos a que el sistema financiero se ha desviado de sus propósitos originales, que eran los de canalizar el ahorro de las unidades excedentarias, familias o empresas, hasta las deficitarias. Tanto es así que actualmente solo el 3% de las transacciones financieras se corresponden con la economía real, mientras que el 97% restante corresponde con operaciones especulativas.

Mientras todos los responsables de la crisis (altos directivos de entidades financieras, corredores, reguladores e incluso agentes políticos) han salido impunes, en muchos casos indemnizados con pensiones vitalicias millonarias, los estados y con ello, las familias, se han hecho cargo del enorme descubierto.
Se ha producido un notable proceso de socialización de las pérdidas y, posteriormente, de privatización de las ganancias. Las cifras de los costes totales del rescate en el Estado español varían entre los 77.000 y los 120.000 millones de euros según la fuente consultada. Las recetas o políticas de austeridad implementadas después de 2008, orientadas a la reducción del gasto público y la restricción del crédito, han provocado un enorme aumento de la miseria en nuestro país.

A la par, ese modelo de desarrollo basado en la especulación inmobiliaria, la liberalización de los bienes comunes y las redes clientelares entre agentes privados y poderes públicos, ha generado un enorme impacto sobre el ecosistema. Es importante recalcar, en ese sentido, que la Península Ibérica en general, y el Arco Mediterráneo en concreto, son zonas especialmente sensibles al cambio climático, un hecho de total consenso científico.

En definitiva, nos encontramos en una encrucijada de nivel histórico, que requiere de un cambio de rumbo urgente. Desde REAS-PV, la Asociación Valenciana por la Economía del Bien Común entendemos como necesario avanzar hacia un modelo económico con valores. Es necesario repensar la economía desde el punto de vista de la democracia, la participación y la sostenibilidad; los actores econòmicos no pueden ser ajenos al bienestar de las personas.

Pero ¿qué ha cambiado después de 2008?

Aunque podríamos destacar muchas más cosas, estos son algunos de los hechos relevantes que han acaecido en esta década:

  • Reducción del gasto público: Los recortes en el gasto público alcanzan los 50.000 millones de euros. Uno de los sectores más golpeados ha sido el sector sanitario. La introducción del copago, la reducción de la plantilla en más de 50.000 trabadores/as sanitarios/as y la privatización de algunos hospitales ha derivado en una merma generalizada de la salud de la población
  • Reestructuración del mercado laboral: La flexibilización de las condiciones laborales, el aumento de la temporalidad (que ya alcanza al 27,7% de la población ocupada) y el abaratamiento del despido ha aumentado la precariedad. En muchos casos, los salarios percibidos no permiten alcanzar una vida digna.
  • Socialización de pérdidas y privatización de ganancias: Mientras que el peso de la crisis recae en la mayoría de la población, las grandes empresas transnacionales aumentan sus beneficios. Mientras que la mayor parte de la fiscalidad recae sobre las rentas del trabajo y las familias, las empresas del IBEX-35 diseñan complejos entramados fiscales y hacen uso de los paraísos fiscales para no pagar impuestos.
  • Economía extractiva: Mientras que el consenso científico prevé una pérdida generalizada de calidad en los recursos naturales, así como un cambio drástico de las dinámicas del ecosistema, el modelo económico actual sigue despilfarrando recursos en la producción de bienes y servicios que, en la mayoría de los casos, no satisfacen ninguna necesidad humana.
  • Pérdida de soberanía: En los últimos diez años se ha dado un enorme proceso de erosión de la soberanía de las personas y los estados. Muestra de ello son los diferentes tratados de libre comercio que se están queriendo imponer desde arriba, y que obligan a los países a subordinar el interés general a los grandes intereses privados. No tenemos el control sobre cómo, qué, cuánto y a qué precio producimos, comerciamos y consumimos.
  • Respuestas xenófobas y totalitarias: Las situación de crisis y su posterior gestión está despertando ciertos sectores y reivindicaciones de corte xenófobo a lo largo y ancho de Europa. Es la reacción frente a la pérdida de alternativas y de memoria histórica.

DECÁLOGO:

1. Empresas con valores: Apostamos por las empresas con valores frente a las empresas que solo rinden cuentas al capital: Entendemos por “empresas con valores” aquellas orientadas al bien común y al interés general. Es necesario que la democracia alcance el nivel empresarial. Las empresas deben ser solidarias y responder a los intereses de sus trabajadores y trabajadoras, pues son estos y estas las que invierten su vida y su esfuerzo diario.

2. Control ciudadano de las finanzas: Se ha de acometer una verdadera regulación del sistema financiero. Es necesario democratizar y recuperar el control ciudadano de las finanzas. Esto pasa por la banca pública, la banca cooperativa y la banca ética. Las entidades financieras tienen que ser fiscalizadas debidamente. Así mismo, debemos reorientar los flujos financieros. El sistema financiero tiene que canalizar la inversión hacia la economía real y productiva.

3. Consumo ético y responsable: Tenemos que recuperar nuestra capacidad de decisión sobre lo que producimos y consumimos. Se hace cada vez más urgente una reconfiguración de los sistemas productivos en base a la relocalización y la reducción de distancias. La calidad y la sostenibilidad han de sustituir a lo perecedero e insostenible. Así mismo, hemos de renunciar a todas aquellas cadenas de suministro basadas en la explotación laboral y del ecosistema y apostar por un comercio justo internacional.

4. Fiscalidad progresiva y justa: Es imprescindible implementar una fiscalidad progresiva, justa y redistributiva. Así mismo, hemos de acabar con los paraísos fiscales y las estructuras de evasión fiscal. Los grandes patrimonios y rentas, es decir, los que más tienen, son los que más tienen que pagar.

5. Desarrollo local: Hemos de implementar un desarrollo local sostenible, que priorice el uso de los recursos propios del territorio. La puesta en valor de las redes de proximidad y de las capacidades personales de la comunidad son capaces de detectar necesidades y generar alternativas de forma exitosa y sostenible.

6. Recuperación de los bienes comunes: Es necesario generar herramientas de gestión comunitaria de los bienes comunes. Cuando hablamos de bienes comunes nos referimos a aquellos recursos imprescindibles para la vida, como la energía, el agua, la tierra o la vivienda. Existen fórmulas públicas y cooperativas para llevar a cabo este proceso de reapropiación de la vida.

7. Inserción socio-laboral: El acceso a una vida laboral digna es imprescindible para la realización personal y el acceso a los suministros básicos para la vida. Es necesario que tanto a nivel privado como público se implementen las medidas necesarias para remover las barreras de acceso al mercado laboral de colectivos (diversidad funcional, jóvenes, parados de larga duración, etc.) con dificultades. Ninguna persona se queda atrás.

8. Economía ecológica y decrecimiento: El sistema económico tiene que adaptarse al ecosistema, y no al revés, porque es indeseable e insostenible. Por lo tanto, debemos renunciar a todos aquellos procesos, productos y servicios de elevado impacto ambiental que no mejoran el bienestar de las personas. Es necesario implementar los conceptos de economía circular y realizar una transición energética hacia fuentes más limpias.

9. Economía feminista: Es imprescindible implementar la perspectiva de género en el modelo económico actual. El sistema actual patriarcal sólo valora aquello mercantilizable y/o monetizable, y excluye de su campo cognitivo todas las tareas reproductivas que son fundamentales para la vida. Hemos de avanzar hacia una puesta en valor y reparto de esas tareas reproductivas, a la vez que eliminamos todas las barreras o desigualdades que impiden a la mujer realizarse en la vida económica.

10. Todas y todos somos necesarias!: La gran encrucijada a la que se enfrenta la humanidad no se soluciona ni con la acción individual ni con la acción de grandes organismos multilaterales, sino mediante una combinación de ambas. Es necesario realizar cambios individuales en nuestras pautas de vida, pero es imprescindible asociarse para acometer cambios en conjunto. El cambio pasa por una ciudadanía global organizada y comprometida.

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