PÀGINES MONOGRÀFIQUES

19/3/18

Sociedad de Consumo: Prodigioso envase lleno de nada

   LA INFELICIDAD CONSUMISTA


Frente a los distintos factores relacionados con la felicidad, sobre los que existe cierto consenso, ¿qué nos ofrece esta sociedad de consumo en la que vivimos?
Money, money, Money

En la sociedad consumista todo es susceptible de compra y venta. Mientras se mercantilizan todas las esferas de nuestra vida, se menosprecia el papel de la comunidad y los valores de la cooperación, lo colectivo y la solidaridad, que son el secreto del éxito del Homo sapiens como especie.
Necesidades continuas, falsas necesidades

El modelo de consumo se caracteriza por crear falsas necesidades que a medio y largo plazo no nos aportan bienestar. El efímero momento de satisfacción que genera la compra mantiene esa constante espiral de insatisfacción.
Diógenes de lo nuevo: lo importante es acumular

El consumismo se caracteriza por la acumulación compulsiva de objetos y experiencias: satisfacción inmediata e insatisfacción crónica que hace que nada parezca suficiente. Por ejemplo, para disfrutar de nuestro ocio acumulamos experiencias y actividades mercantilizadas en vez de priorizar la socialización, la participación, la creación o la amistad.

Esta filosofía nos obliga a contar con ciertos ingresos, es decir, a trabajar más para ganar más para gastar más (y otra vez a empezar).
Más deprisa, más lejos, más joven, más guapo… son los “mantras” del consumisme

El vértigo del consumismo, la obsolescencia de los productos, la inmediatez de las nuevas tecnologías, nos alejan de los ritmos de la naturaleza y de los procesos lentos que articulan comunidad. Un culto a la velocidad que nos produce frustración e insatisfacción y que afianza la senda del consumo, la vía fácil e inmediata.
La juventud y la belleza como un tesoro. Un único estereotipo de persona que no está al alcance de todos y todas y que alimenta la inseguridad y la insatisfacción. El mercado aumenta nuestros complejos para así vendernos supuestos productos milagrosos.
Individualismo y competitividad, un virus de infelicidad

La sociedad de consumo apela constantemente a nuestro hedonismo. Nos ofrece productos para hacernos sentir personas triunfadoras, especiales o con mayor estatus social. En las redes sociales esto es una competición por ser “el más popular”. De hecho, el teléfono móvil y las relaciones digitales están provocando el efecto contrario: aparente comunicación tras la que hay mucha soledad. Y la soledad es una fuente importante de infelicidad.
Sociedad de Consumo: Prodigioso envase lleno de nada. Invención de alto valor científico, que permite suprimir las necesidades reales, mediante la oportuna imposición de necesidades artificiales
EDUARDO GALEANO
Poco a poco, el espíritu de consumo ha conseguido infiltrarse hasta las relaciones con la familia y la religión, con la política y el sindicalismo, con la cultura y el tiempo disponible. Es como si, desde este momento, el consumo funcionara como un imperio sin tiempos muertos y de contornos infinitos
GUY DEBORD
Nace un homo consumericus de tercer tipo, una especie de turboconsumidor desatado, móvil y flexible, que se declara feliz, a pesar de lo cual la tristeza y la tensión, las depresiones y la ansiedad, forman un río que crece de manera inquietante.
GILLES LIPOVETSKY


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