PÀGINES MONOGRÀFIQUES

8/1/18

Crítica y abierta, para formar espíritus libres y no personas sumisas y resignadas

EDUCACIÓN ECONÓMICA PARA LA CIUDADANÍA

Cuando se habla de educar, se dice que la finalidad es crear «espíritus libres».

«La educación y el conocimiento nos hará libres» fue uno de los principales axiomas que planteó el filósofo griego Sócrates y que a lo largo de la historia de la humanidad se ha utilizado para destacar la importancia de la educación y el conocimiento en la sociedad. En este sentido, podríamos afirmar que la educación económica y financiera nos puede liberar de los abusos y engaños de los bancos y de las empresas, así como de las manipulaciones de los medios de comunicación. Porque la economía está siempre en el centro del discurso y del debate de la sociedad y nos afecta a todas y a todos a lo largo de la vida en la mayor parte de nuestras decisiones y acciones. No podemos huir de la economía, pero aunque no todos podemos ser unos expertos, sí que podemos adquirir unos conocimientos básicos que nos permita discernir entre lo que nos puede perjudicar y lo que nos puede beneficiar.

A lo largo de la historia se han producido numerosas estafas económicas, algunas de ellas de enorme repercusión y graves consecuencias para muchas personas. Es posible que con algunos conocimientos básicos en economía, nos hubiéramos podido librar de algunas de ellas. También es importante tener la capacidad para valorar determinadas acciones y decisiones que toman los gobiernos en materia de economía. Por ejemplo, ¿es totalmente necesario recortar en sanidad, educación y servicios sociales ante una situación de crisis económica?, ¿realmente había que rescatar a los bancos?, ¿porqué ha desaparecido el fondo de las pensiones y se dice que en unos años no se podrán pagar?, ¿cómo es posible que con un crecimiento económico del 3%, la desigualdad y la pobreza sigan aumentando en España?, ¿quién es el verdadero responsable de una deuda pública española que ya supera el 100% de su PIB?. La respuesta a estas preguntas puede ser diferente según el enfoque o el criterio desde el cual se analice. Pero los hechos son siempre objetivos. Por eso, cuando se habla de educar, se dice que la finalidad es crear «espíritus libres», es decir, formar personas con la capacidad para criticar y valorar los hechos con sus propias ideas y sus propios criterios. Nos podemos equivocar, pero lo habremos hecho con libertad.

Una sociedad libre es una sociedad educada en valores y la educación económica es clave en este proceso

Pero no solo es importante educar, sino también determinar cómo educar, es decir, cuáles son los valores de la educación. En este sentido, «educar en valores» adquiere un significado especial. Pero precisamente aquí es cuando surge la polémica, pues aparece el posible nexo entre «educar» y «adoctrinar». Pero, ¿cuándo acaba la educación y comienza el adoctrinamiento?. Por ejemplo y a raiz del enfrentamiento de España con Catalunya: ¿educar en catalán es adoctrinar y sin embargo hacerlo en castellano no lo es?, ¿explicar a las niñas y los niños catalanes, valencianos, baleares o gallegos, la historia de su cultura más próxima y de su lengua materna es adoctrinar?. Volviendo al tema económico, ¿explicar que para ganar dinero no vale todo, que hay unas líneas rojas que no se pueden rebasar, como por ejemplo estafar a los consumidores o explotar a los trabajadores, es adoctrinar?.

¿Significa eso que se está en contra de la propiedad privada y de los empresarios?. En relación con el tema de la independencia de Catalunya, ¿es la situación económica de Catalunya tan grave como señala el gobierno español y los medios de comunicación españolistas o es una estrategia más para sembrar la duda sobre el «procés»?. A menudo, se crea la confusión para impedir la educación y el conocimiento del que nos hablaba Sócrates.

Algunos intentan crear la confusión entre educar y adoctrinar a propósito, con el fin de evitar lo primero, es decir, con el objetivo de impedir que las personas adquieran el conocimiento necesario para ser libres, para tener capacidad de crítica y poder pensar por sí mismas. Sucedió cuando el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero implantó en el 2013 la asignatura de «Educación para la ciudadanía y los derechos humanos» en el último ciclo de Educación Primaria y todos los ciclos de Educación Secundaria. Una asignatura enormemente necesaria que educaba en valores democráticos y constitucionales a los niños/niñas y adolescentes y que cumplía con una recomendación del Consejo de Europa de 2002, pero que fue suprimida en 2016 por el gobierno del PP de M. Rajoy que la tachó de adoctrinamiento al considerar que ofrecía valores morales y políticos con sesgos de izquierdas. Las fuerzas conservadoras y la Iglesia Católica cargaron sin contemplaciones contra esta asignatura, al considerarla totalitarista, y el Ministro de Educación Ignacio Wert la calificó de «adoctrinamiento ideológico».

Pero una de las críticas que más me llamó la atención en relación con la asignatura de Educación para la Ciudadanía fue la de algunos periodistas económicos de el diario El Mundo, que a través de las páginas de la revista Actualidad Económica, afirmaban que algunos de los contenidos de la asignatura creaban prejuicios contra los empresarios y el libre mercado. Hay que tener en cuenta que no existían textos oficiales de la asignatura, sino que eran los centros docentes los que elaboraban sus propios materiales. Desde el punto de vista de la economía, fue la oportunidad perdida para romper con la teoría neoliberal del pensamiento único, que es la que impera e impone sus normas en las economías occidentales. ¿No es eso adoctrinar?.

Las enseñanzas económicas han estado dominadas tradicionalmente por el pensamiento conservador y monetarista, según el cual el crecimiento y el dinero son un fin en sí mismo y son siempre considerados como aspectos positivos para la sociedad. El crecimiento económico, la maximización del beneficio empresarial y la competencia son las reglas básicas de la economía y en torno a las cuales ha de girar ésta. De esta manera, se garantiza una formación basada en el individualismo y el culto al dinero y donde el «hombre de negocio» (profesión exclusiva para los hombres y, por tanto, las mujeres quedan excluidas) se ha creado a sí mismo a través de mucho esfuerzo y sacrificio, lo que justifica cualquiera de las acciones que haya tenido que realizar para alcanzar su éxito. 
 
En 2008, la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Banco de España iniciaron un Plan de Educación Financiera (www.finanzasparatodos.es) con el propósito de mejorar la cultura financiera de los ciudadanos españoles. Las acciones formativas de este Plan de Educación, una parte de las cuales va dirigida a estudiantes de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, están siendo impartidas por los bancos convencionales, que seguramente vean en ello una oportunidad para captar futuros clientes «mejor formados» y «más responsables», es decir, clientes que pase lo que pase siempre cumpliran con su obligación de pagar la hipoteca. Sin embargo, ¿qué parte del programa se dedica a explicar contenidos sobre finanzas éticas y solidarias, inversiones socialmente responsables y transparencia?, ¿se explica a los estudiantes cómo se crean los paraísos fiscales, cómo se produce la evasión de capitales y el fraude fiscal y como se manipulan los índices de referencia de los tipos de interés y qué parte de responsabilidad tienen en ello los bancos?, ¿se habla sobre las verdaderas causas que provocaron la crisis financiera de 2008 y sobre si las medidas que se han tomado desde las autoridades financieras han sido realmente efectivas?. 
 
Mucho me temo que nada de esto se explica en este Plan de Educación Financiera. El Plan no está pensado para formar personas críticas y con capacidad para pensar libremente y decidir con libertad, sino personas sumisas dispuestas en todo momento a acatar las normas aunque éstas les sean perjudiciales.

No solo es importante educar, sino también determinar cómo educar, es decir, cuáles son los valores de la educación

Sin embargo, la crisis económica del 2008 ha permitido poner en cuestión las premisas del modelo económico neoliberal y han surgido nuevas iniciativas económicas como la economía circular, la economía azul, la economía solidaria y la Economía del Bien Común, entre otras. Todas estas propuestas cuestionan gran parte de las bases del modelo capitalista y analizan las graves consecuencias que sus efectos (externalidades) tiene para la sociedad. 
 
La Economía del Bien Común destaca que la economía ha de estar al servicio de las personas y, por tanto, el crecimiento económico y el dinero no han de ser un fin en sí mismos, sino el medio o el instrumento para conseguir el bienestar social. El interés general ha de estar por encima del afán de lucro y el interés particular y la competencia ha de estar limitada por la cooperación. Las decisiones se han de tomar desde abajo hacia arriba y no desde arriba hacia abajo. Los principios de la dignidad humana, la justicia social, la sostenibilidad, la solidaridad y la participación democrática y la transparencia han de regir el comportamiento de las instituciones económicas y de las empresas. El sistema económico ha de ser inclusivo y no extractivo. El crecimiento económico desmesurado y sin control produce efectos muy negativos sobre el medioambiente y acelera el cambio climático, lo que hace que el modelo económico sea insostenible. El comercio mundial ha de ser justo, la gestión financiera ha de basarse en criterios éticos y sociales y el dinero ha de estar controlado por los ciudadanos.

Los aspectos apuntados, y muchos otros más, están sustentados en diferentes tipos de teorías y enfoques económicos como la Teoría del desarrollo sostenible, la Teoría del decrecimiento, la Teoría de los Stakeholders o grupos de interés, el enfoque del valor compartido o el modelo de la triple capa o triple dimensión (económica, social y medioambiental), entre otros. Por tanto, son aspectos que pueden ser introducidos en los programas de enseñanza en economía. Es más, deberían de ser introducidos. Tienen sus limitaciones y críticas, como también las tienen los modelos ortodoxos y los modelos neoliberales. Precisamente por eso han de ser introducidos y explicados a las y los estudiantes, pues sólo así conseguiremos formar mentes críticas y libres, capaces de decidir por su cuenta y riesgo. 
 
El pensamiento único solo existe en aquellas mentes que solo piensan en controlar y manipular a los demás en su propio interés. Una sociedad libre es una sociedad educada en valores y la educación económica es clave en este proceso. La educación económica para la ciudadanía ha de ser crítica y abierta, pensada para formar espíritus libres y no personas sumisas y resignadas. El adoctrinamiento se produce cuando se educa en un único modelo económico, sin dar la posibilidad a la crítica y el cuestionamiento, sin ofrecer la posibilidad de aprender otros modelos alternativos. Invertir en educación económica crítica es invertir en el futuro de la sociedad y en garantizar la sostenibilidad.

Por Joan Ramón Sanchis Palacio

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