Ya cuenta con más
de 4.750 obras. Los ejemplares que no se pueden leer son
transformados en apoya libros.
¿Qué ocurre con
los libros que los lectores deciden tirar para hacer hueco en sus
estanterías? En Ankara, Turquía, los volúmenes abandonados reviven
en las paredes de una antigua fábrica de ladrillos, conformando una
sorprendente biblioteca.
Allí, un grupo de
basureros de la capital turca instaló, hace siete meses, una
biblioteca que cuenta ya con más de 4.750 obras, recuperadas de la
basura en sus horas de trabajo.
La fábrica estaba
abandonada desde hacía veinte años. Ahora, los basureros acuden
allí para descansar en sus horas libres, leyendo o jugando al
ajedrez.
La biblioteca, en
principio, estaba pensada para que ellos y sus familias pudieran
llevarse los libros a casa durante 15 días.
Pero, ahora, está
abierta a todo el mundo, explica su responsable, Emirali Urtekin, que
decoró su oficina con tesoros recuperados de los cubos de basura,
desde revistas a máquinas de escribir.
Al menos 1.500
libros esperan todavía a ser colocados en los estantes, y las
llegadas no disminuyen, agrega.
Aquí no se
desperdicia nada: aquellos que ya no se pueden ni leer son
transformados en apoya libros y las lámparas están hechas de
antiguas tuberías de cobre.
Además de la
biblioteca, los basureros han acondicionado en la antigua fábrica
una barbería, una cafetería, espacios de descanso y las oficinas de
los administradores del sitio.
‘Ideas
nuevas’
Aquí se encuentra
de todo, desde novela rosa y libros de economía a obras de terror o
cuentos para niños. Los libros se clasifican en 17 categorías,
aunque pronto podría haber más. La saga de “Harry Potter”, la
de “Cincuenta sombras de Grey”, las novelas de Dickens, las de
J.R.R. Tolkien y las del premio Nobel turco Orhan Pamuk. Todo cabe.
“Les hemos dado
una segunda vida, ahora están disponibles de forma gratuita”, se
congratula Urtekin.
La biblioteca abre
las 24 horas para los 700 basureros del municipio de Cankaya,
gestionada por Eray Yilmaz, de 20 años, que registra meticulosamente
las obras que entran y las que salen. Según él, ya se
han prestado 147 libros.
“Leer libros
desarrolla la inteligencia de la gente, fomenta las ideas nuevas.
Aquí, hacemos que la gente descubra esas ideas”, explica el joven,
empleado a tiempo completo en la biblioteca. “Es algo que te hace
más que feliz. También le llevo libros a mi madre”.
Malik Ercan, un
basurero llegado en busca de un libro para su mujer y su hijo, le
enseñó hace poco el lugar a su primo, que vive no muy lejos de
Ankara. “Él es de Sivas [centro de Turquía]. Había oído hablar
de ello en los diarios, quería verlo”.
“Cada vez más
amigos llaman y dicen ‘enseñánosla, es algo muy inusual'”,
añade Ercan, que lleva dos años y medio trabajando con el
ayuntamiento.
Curiosidad
La biblioteca ha
despertado mucha curiosidad, tanto en Turquía como en el extranjero,
para regocijo de Urtekin, que asegura que ahora recibe más libros, y
no solo gracias a la basura.
Algunos se los
hacen llegar desde otras ciudades turcas, explica, mientras que hay
capitalinos que los tiran ahora en bolsas de plástico separadas del
resto de los desperdicios para facilitar la tarea de los basureros.
Hay quien llega
hasta la biblioteca recorriendo en bicicleta el valle en el que se
encuentra, por lo que Urtekin espera que, con el verano, aumenten los
visitantes.
‘Estamos
felices’
De momento, no hay
ningún proyecto de ampliación del espacio, pero ya se están
estudiando otras posibilidades para reutilizar los libros
abandonados.
Así, el gerente
prevé poner en marcha a partir de este año una biblioteca móvil
para visitar las escuelas de Ankara cada quince días. Algunos
centros escolares que no tienen libros ya han contactado con Urtekin.
Esas visitas
escolares también serán musicales, con un grupo de 11 basureros que
tocan música con cubos vacíos y viejos trozos de metal.
El grupo nació
casi al mismo tiempo que la biblioteca, según Urtekin, con el mismo
espíritu de hallar otras actividades en torno al trabajo.
“Estamos
felices”, explica el gestor. “Esto nos ha dado una nueva
identidad”.
(AFP)
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