PÀGINES MONOGRÀFIQUES

25/5/16

Usaré el miedo para mantenerme despierto, vivo y en acción.

RITO DE PASO A LA EDAD ADULTA O EXTINCIÓN: 
Los dos únicos caminos para la Humanidad

Edades de la humanidad:
Infancia Matriarcal, donde la Madre Naturaleza cuidaba de la especie.
Patriarcado, basado en la dominación de la naturaleza y
"Arquiarcado" como paso a la edad adulta tras el rito de iniciación 
"Parece que tengamos tanto que perder (mientras sigamos pudiendo externalizar los malditos costes) que hablar de absorber el golpe, de actuar para protegernos a nosotros mismos y a la red de vida de este planeta, asusta al común de los mortales lejos de nosotros ¿Recibir el impacto? No puedo recibir el impacto; Recién acabo de comprarme estos vaqueros! ¿Luchar? Me meterían en la cárcel! Allí no tendría cobertura! 

Prepararse para el colapso parece, para aquellos privilegiados, trabajo físico duro, aprender a cocinar gachas y pelo grasiento, y no más viajes al caribe. Luchar parecen titulares embarazosos y una cita con un salido bestia en las duchas de una prisión. Con engrudo de gachas y comida de cárcel en el menú, la “cesta de la Extinción” con patatas fritas y “coka-kola” empieza a parecer una opción atractiva.

Anestesiados y de compras, parece que hay consenso en todas partes en que la última cosa que los seres humanos de la civilización industrial patriarcal van a hacer es rebelarse y tomar de nuevo en sus manos sus vidas. Desde una perspectiva objetiva, esto es probablemente cierto, al menos hasta que hayamos perdido nuestros juguetes tecnológicos. 


Pero, mientras las masas no parece que estén cambiando sus mentes en ningún tipo de escala de tiempo que nos sea útil  llegados a este punto, mentes individuales pueden y de hecho están cambiando. Las personas pueden salir de la negación, y unirse a respuestas reales y efectivas. Tu puedes. Si, de verdad. Por eso me tomo la molestia de sentarme a traducir este texto. Porque hay personas ahí fuera que están preparadas para mirar hacia donde apunto. Quizás tu seas una de esas personas.

Podemos recibir el impacto (tampoco tenemos otra opción). E igual, con algo de suerte, sobrevivir. Podemos empezar por encontrar nuestro lugar y nuestra gente. Podemos comenzar plantando un bosque comestible, limpiando barriles y depósitos y habilitándolos para captación de aguas. Podemos salir a la calle y conocer a todos nuestros vecinos, y juntarnos para una comida compartida, y hablar de lo que está sucediendo y de lo que vendrá. Podemos encontrar una persona o personas que actúen como facilitadoras, y nos ayuden con el trabajo emocional que necesitamos hacer, avanzando a través de la tristeza y desesperanza, el miedo, la ira, nadando con ellas y más allá de ellas, avanzando juntas, hombro con hombro, mano a mano, corazón con corazón, descubriendo que somos suficientemente fuertes para soportar impactos duros, que estamos todavía lo suficientemente enteros como para no tirar la toalla, dándonos cuenta de ello en comunidad, podemos permanecer de pie frente a los faros que avanzan hacia nosotras a toda velocidad, podemos permanecer en pie y sostenernos los unos a los otros durante la embestida del camión, viendo, quizás, solo quizás, que algunas personas todavía seguirán vivas tras el impacto. Algunas personas necesitaremos hacer este trabajo, por que la mayoría se negará a asumir esa responsabilidad. Negarse a sentir el miedo ahora, se están condenando a sentirlo durante y tras el choque, cuando el trauma será mayor, y las pérdidas más difíciles de soportar. Necesitarán nuestra ayuda.

Y podemos actuar para protegernos a nosotros mismos (un nosotros más grande, que incluya a cualquier ser vivo). No tenemos ninguna idea real de como pequeños grupos de nosotros podemos hacer frente a ese camión, si permanecemos firmes y con determinación ante su embestida, pero podemos contemplar la posibilidad de que el camión acabe volcado en la cuneta, escacharrado más allá de cualquier arreglo, no pudiendo arrancar nunca más, mientras nos retiramos del pavimento a lamer nuestras heridas. Podría pasar, y como es posible encontrar algún camino de empujar el camión a la cuneta que pueda “funcionar” (con “funcionar” definido como “de alguna manera evitar nuestra caída a plomo hacia un evento de extinción masiva global), entonces merece la pena responder y actuar, intentar, ser y hacer. Las cosas se van a volver un poco “locas”. Las reglas van a cambiar, todas. Permaneced despiertos. Permaneced conscientes. Permaneced alerta, con determinación. Todo parecerá más claro.

La gente que veo comprometida en respuestas efectivas, todas se han “sentado”, mascado y mirado cara a cara a sus miedos. Esto no significa que ya no tengan miedo. Significa que han enfrentado sus miedos, y encontrado un sentido a este momento. Significa que han encontrado su poder para responder incluso cuando están asustadas, lo cual no es más que la definición de coraje.  Todavía están de pie frente a los faros y no tienen un lugar donde esconderse, pero no están petrificados. Se están preparando para el golpe, como venga y cuando venga, respondiendo momento a momento, intuitivamente, racionalmente, irracionalmente, y con una consciencia elevada. Y se están preparando para jugar su rol en el intento de provocar que el camión vuelque en la cuneta.

Parece justo, de alguna manera, que alguien absorba el golpe. No necesariamente a nivel individual, por supuesto. Hay muchas, muchas víctimas en esta historia. Todos hemos nacido en esta situación. No discutiré que cualquiera de nosotros en particular tiene una deuda que pagar. Eso es algo que cada corazón debe saber.

Pero a nivel colectivo, a nivel de civilización, de cultura, hay cierta justicia que se puede sentir profunda y claramente. Esta tropa particular de simios resabidos ha actuado de forma abominable. Como disfuncionales miembros de la comunidad de la vida. Quizás sintiendo el miedo que hemos engendrado, el dolor que hemos causado, la pena que hemos creado, la irá provocada,  la culpa que hemos ganado y la clara y emergente alegría a la que podemos acceder en cualquier momento, quizás sintiendo profundamente generamos un sentido, una forma de seguir caminando. Sintiendo. Yendo a una respuesta defensiva y protectora que pudiera “funcionar” realmente. Es un tipo de encrucijada “cósmica”, tu-rompes-tu-pagas los daños, asumes la responsabilidad. Nosotros hemos creado esto, nosotros los “civilizados”. Hemos roto las leyes de la vida. El resultado nos pertenece. ¿Quién vamos a ser ante esto?

Sé mi camino. Voy a acabar de crecer, de madurar, de asumir responsabilidad plena. Voy a hacer lo posible para reunirme como un ser humano adulto con la comunidad de la vida.  Rechazar sentir el miedo de uno mismo es solo un disfraz de adolescente indestructible, solo otra faceta de una civilización que ha durado milenios (civilización patriarcal dominadora). A la mierda esto. Es momento de crecer. Estoy preparado.

Siento mi parte justa en el miedo, la tristeza, la ira, la vergüenza y la alegría, y la sensación de estar vivo en un tiempo excepcional. Encontraré y me encontraré con esas pocas personas que ven el camión aproximarse, y se sentarán en círculo y compartirán mi corazón, mis lágrimas, y todas permanecemos juntas de pie y miraremos fijamente el camión mientras se aproxima. Usaré ese miedo para mantenerme alineado, firme en modo respuesta, de forma real.

Usaré el miedo en vez de rechazarlo. Lo usaré para mantenerme despierto, vivo y en acción. Lo usaré como un antídoto a la cultura que siempre busca la forma de mantenerme dormido, anestesiado y atontado. Lo usaré para ayudar a poner fin a esa cultura.

Joder, que bien me siento. Que venga el maldito camión!"
  
Traducción adaptada de un texto de Tim Bennet "Bambi vs. el colapso de la civilización", director del documental "What a way to go", extraído del libro de Clinton Callahan "Directing the power of conscious feelings":

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