LA IDEA DEL DECRECIMIENTO EN EL IMAGINARIO CIUDADANO
La
idea de decrecimiento es el único imaginario de convivencia social
que es realmente sostenible porque gira alrededor del sostenimiento
del planeta y no de su antítesis, el mercado, como es en la
actualidad. Si consumimos más que la capacidad de reposición de
nuestro planeta, como lo es en el mercado, entonces tenemos un
sistema insostenible. De aquí que el verdadero sostenimiento tiene
que ser valorado exclusivamente en función de la capacidad del
planeta de sostener la reposición de los recursos naturales vitales
para la vida y de los energéticos en la misma proporción que la
especie humana los consume y no en función del crecimiento de la
producción de bienes y servicios.
En
este sentido, es imprescindible construir un modelo de vida que vaya
exclusivamente en pos del bienestar de la Gente y el Planeta... y no
del mercado. Dicho paradigma plasma una visión de lo que debe ser la
esencia de lo sostenible, la nueva concepción de lo que es progreso
y lo que debe ser la huella ambiental sostenible de dicho progreso.
Como cabe esperar, esta visión es totalmente incompatible con los
conceptos actuales de sostenible, progreso, desarrollo, riqueza...
porque están anclados en el paradigma de mercado y por tanto son la
antítesis de lo sostenible. Si cupiera alguna duda, su insostenible
naturaleza puede confirmarse todos los días en el alud de
contundentes evidencias físicas y sociales.
Desde
luego, el paradigma de la Gente y el Planeta sólo puede existir en
el contexto de la democracia real que por su propia naturaleza
también se sitúa en las antípodas de la actual “mercadocracia”
o dictadura del mercado. Es decir, democracia real y mercadocracia
son absolutamente incompatibles. Sin embargo, más allá de
preferencias ideológicas sobre democracia y economía, y de
interpretaciones de lo que debe entenderse por desarrollo y progreso,
hay una verdad axiomática que debe quedar clara y de la que no
podemos abstraernos. Esto es que no puede haber un consumo infinito,
como requiere el mercado, en un planeta con recursos finitos.
Sencillamente,
es la razón ontológica de la Madre Naturaleza, que además se está
encargando de demostrárnoslo fehacientemente y no nos va a preguntar
si deseamos modificar nuestro sistema de convivencia. Nos está
obligando a ello.
En
efecto, muchos científicos ecologistas consideran que nuestra huella
ecológica requiere ser reducida sustancialmente a un ritmo mayor que
en 2050. Una opinión calificada compartida por algunos es la
planteada por Lester Brown –un ecologista estadounidense fundador
del Worldwatch Institute, y fundador y presidente del Earth Policy
Institute. El argumento es que cuando los líderes mundiales se
reunieron en Copenhagen, Dinamarca, en diciembre de 2009, quedaron
muy mal al no acordar un tratado legalmente vinculante para reducir
los gases de efecto invernadero; empero, acordaron que el cambio
climático global era una seria amenaza que necesita ser enfrentada,
y acordaron (retóricamente) que necesitamos reducir las emisiones de
dióxido de carbono 80 por ciento para 2050. No obstante, Brown está
convencido de que necesitamos cumplir esta meta para 2020, lo que
implica que no tenemos tiempo que perder.
Por
desgracia, seguimos observando la misma estupidez y doble discurso de
los “líderes” de la enorme mayoría de países, que muestran una
gran renuencia a que en la COP21 de París, de Diciembre de 2015, se
establezca un marco regulatorio estricto, vinculante y que se
implemente de inmediato. Es por todo ello imprescindible abrir un
espacio en Jus Semper dedicado al fomento y desarrollo del imaginario
de decrecimiento, específicamente para esforzarnos en provocar, a
través de su difusión, la toma de consciencia sobre la gravísima
situación de la Madre Tierra como consecuencia directa de la
actividad humana, que sucede de forma estructural y sistémica en el
paradigma de la mercadocracia.
Esfuerzo
mediante el cual esperamos que cada vez más personas se percaten de
la ingente necesidad de comenzar cada uno a responsabilizarnos de
nuestra propia huella ecológica y de esforzarnos por modificarla
para vivir en armonía con la naturaleza. En este sentido, la idea de
Decrecimiento propone la mejor visión para transitar del actual
paradigma de mercado, del consumo infinito, al paradigma en pos del
sostenible Bienestar de la Gente y el Planeta, del consumo
responsablemente mesurado, y NO del bienestar del mercado.
De
todo ello se debe colegir que LISDINYS (La Iniciativa Salarios Dignos
Norte y Sur), está firmemente anclada en la visión de este cambio
paradigmático, como lo expresa su borrador de trabajo.Más
recientemente, abordé en un ensayo el derecho al salario digno desde
la perspectiva de este cambio paradigmático.
Esta
es la razón fundamental por la que abrimos este espacio para ofrecer
una amplia y creciente colección de estudios y fuentes que abordan,
explican y proponen la idea de Decrecimiento como el sendero a seguir
para que todos comprendamos la grave situación del sostenimiento del
planeta y de todos sus habitantes y a su vez su única y verdadera
solución: cortar drásticamente nuestra huella ambiental. En
consecuencia, es preciso tomar consciencia de la indispensable e
impostergable necesidad de comenzar de inmediato a modificar nuestros
valores, estilos de vida, hábitos de consumo y la concepción de
nuestro papel y responsabilidades en la preservación de nuestra
propia especie y de todo el planeta.
En
síntesis, estamos obligados a imaginar una nueva forma de vida
realmente sostenible, para inmediatamente pasar a cambiar nuestros
patrones culturales radicalmente. Además, debemos tener muy en
cuenta que es posible que ya hayamos cruzado un umbral sin retorno y
sin posibilidad de arrepentimiento y que la Madre Naturaleza podría
estar reaccionado de tal forma, por nuestra propia acción, que ya no
tengamos futuro en ella. Por lo que más vale que los ciudadanos
comunes y corrientes tomemos la iniciativa y modifiquemos de
inmediato las reglas de convivencia si es que queremos legar a las
generaciones futuras un planeta sostenible que les permita vivir en
él en total armonía. Hemos puesto en juego la supervivencia de
nuestra propia especie y de todas aquellas que todavía no han sido
extinguidas por nuestro irresponsable modelo de vida y ya no tenemos
más tiempo que perder. Tenemos que actuar de inmediato si no
queremos optar por continuar en la actual pasividad suicida que sin
lugar a dudas nos asegurará nuestra extinción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario