PÀGINES MONOGRÀFIQUES

23/10/15

La clave de todo es vivir de forma más sencilla, y es algo que, eventualmente, te hará más feliz y más libre

EL CONSUMISMO ES UNA ENFERMEDAD MORTAL
Cómo vivir siete años sin gastar un euro 

Mark Boyle, más conocido como 'el hombre sin dinero', lleva desde 2008 viviendo sin nómina ni cuenta bancaria. En esta entrevista explica a El Confidencial cómo lo hace y, sobre todo, por qué.

No es difícil encontrar un pub en Irlanda, pero sí uno en el que todo lo que se ofrece sea completamente gratis. Para visitarlo -cualquier cosa con tal de que te den una cerveza por la cara-, tendrás que dirigirte al pueblo de Loughrea, en el condado de Galway, y conducir seis kilómetros por una pista a través del bosque. Al final del camino, en medio de la nada, te encontrarás con An Teach Saor –“la casa gratis”, en gaélico–, un pequeño poblado que no depende para casi nada del mundo exterior.

The Happy Pig, que así se llama el bar, es un antigua granja de cerdos convertida en el centro social del pueblo en el que Boyle y sus compañeros (entre cinco y 30 personas, según el número de visitantes) viven de acuerdo a la economía del don: una teoría social en la que los bienes y servicios se intercambian sin un acuerdo explícito de 'quid pro quo', bajo la premisa de que a los vecinos no debe faltarles nada.

“No es un pub que esté abierto todos los días en el que la gente pueda venir y beber gratis, eso sería muy loco por demasiadas razones”, reconoce a El Confidencial Mark Boyle, cofundador de la comunidad, más conocido como 'el hombre sin dinero'. “Celebramos talleres, cursos, actividades para compartir conocimientos, conciertos y cenas, y damos gratis toda la cerveza casera que fabricamos”. La idea es sencilla: los vecinos trabajan para organizar los eventos, fabricar la cerveza y cultivar la comida, y todos disfrutan de lo producido. Sin dinero.


El modelo politico-económico es tan insostenible que tirar nuestros plásticos
en el contenedor de reciclaje nunca va a ser suficiente

Hace siete años -en noviembre de 2008-, Boyle decidió que, para ser consecuente con la forma en que veía el mundo, debía renunciar al vil metal. Como economista, asegura, tenía claro que “es absurdo perseguir un crecimiento infinito en un planeta finito”. En un primer momento trató de defender sus ideales decrecentistas dirigiendo algunas empresas de comida ecológica, pero pronto se dio cuenta de que estos “negocios éticos” servían para muy poco.

“Creo que el modelo politico-económico del mundo occidental de hoy en día es tan corrupto e insostenible que tirar nuestros plásticos en el contenedor de reciclaje nunca va a ser suficiente”, asegura Boyle. “Esto es algo obvio para cualquiera que sepa algo de política, economía y ecología. Podemos cambiar las cosas poco a poco si tomamos decisiones que son más justas para la gente y la naturaleza, pero de entrada las opciones que tenemos disponibles son muy limitadas. Puedes escoger entre 50 tipos de cereales para el desayuno, a veces incluso entre azúcar de comercio justo o no justo, pero es casi imposible vivir de un modo que rechace toda la economía industrial que está arrasando el mundo

Money Less Manifesto
Es posible vivir sin dinero  

Boyle se dio a conocer en todo el mundo gracias a un blog en 'The Guardian' y el libro resultante de esta experiencia, 'The Moneyless Man: A Year of Freeconomic Living' (Oneworld), en el que documentaba su primer año de vida sin capital, incidiendo especialmente en el capítulo alimenticio. Lo que iba a ser un experimento de un año de duración acabó durando tres, y aunque hoy en día Boyle sí tiene dinero, apenas lo utiliza en sí mismo. Unas zapatillas de cuatro libras de segunda mano fueron su primera compra tras su prolongado ayuno monetario, que solo rompe muy de vez en cuando para comprar algún bien concreto de primera necesidad y, sobre todo, hacer promoción de la causa. An Teach Saor es el resultado de este viaje en el que el activista irlandés ha demostrado que no solo es posible vivir sin un duro –algo que, recuerda, ha hecho la humanidad durante la mayor parte de su existencia– además puede lograrse haciendo aquello que a uno le gusta.

Mucha gente, cuando oye hablar de tipos que viven sin dinero, piensa en 'hippies', mendigos y personas que, en general, no trabajan. Pero Boyle tiene claro que su forma de vida no tiene nada que ver con hacer el vago, de hecho es todo lo contrario. “Claro que trabajo, y trabajo duro”, aclara. “Pero amo lo que hago, así que la división entre trabajo y juego se vuelve tan borrosa que normalmente son la misma cosa. Vivir sin dinero implica trabajar para fabricar y cultivar todo aquello que necesitas. Comunicar esto a otras personas como tú es lo que ocupa más tiempo. Mi vida sería mucho más fácil si no sintiera la responsabilidad de comunicar alguna de estas ideas y soluciones prácticas a otras personas que, quizá, quieren simplificar sus vidas

Para 'el hombre sin dinero', demostrar que es posible vivir de otra forma no es solo un acto de rebeldía personal, es una forma de decirle al mundo que, poco a poco, podemos hacer las cosas de otra forma. “Para 8.000 millones de personas, vivir sin dinero mañana sería imposible”, reconoce Boyle. “Si ni siquiera somos capaces de tomarnos el cambio climático en serio, no podemos hablar de transformarnos en masa en una sociedad sin dinero. Pero desde mi experiencia, seríamos mucho más felices si empleáramos nuestras vidas en hacer cosas que amamos hacer, no aquellas que nos proporcionan más dividendos. Cuando te pasas la mayor parte del tiempo tratando de añadir otro cero a tu salario, te pierdes muchas de las experiencias más maravillosas de la vida. Lo sé porque también he vivido tratando de hacer cuanto más dinero mejor y era muy infeliz. Sin dinero nunca he sido tan feliz”.

Reciclar no es suficiente

Para Boyle, en cualquier caso, la renuncia al consumismo y la economía capitalista no es una forma de bienestar alternativa, es una necesidad perentoria que debemos acometer cuanto antes: “Es obvio que el consumismo se nos ha ido de las manos. De hecho, incluso la idea del consumismo es absurda, el hecho de que en muchas ocasiones nos llamen clientes en vez de personas debería ser tomado como un insulto a la humanidad. El consumismo es hoy en día una de las enfermedades más mortales a las que se enfrentan la humanidad y, por extensión, el resto del mundo natural”.

Y, para luchar contra el consumismo, hay que renunciar a aquello que lo mantiene con vida. “El dinero es lo que permite a la gente estar separada de aquello que consume”, explica Boyle. “Cuanto más separada está la relación entre consumidores y productores, más cosas malas pasan en el camino, y aquellas personas que consumen no tienen ni idea de la violencia y la destrucción que están provocando en otras personas y en el mundo natural”.


La clave de todo es vivir de forma más sencilla, y es algo que, eventualmente, 
te hará más feliz y más libre

“Mantener al cliente alejado del productor es el sueño de los departamentos de 'marketing', y es genial para los beneficios empresariales, pero tiene graves consecuencias”, continúa Boyle. “El coste de nuestra cultura consumista en el resto del mundo natural hace que me ponga a llorar. Estamos acabando con la vida en la Tierra para disfrutar de refrescos, videoconsolas y muebles baratos. Y lo peor de todo es que hay mucha evidencia (tasas de criminalidad, enfermedad mental, depresión, suicidios…) de que estas cosas no nos hacen más felices.Entonces ¿por qué seguimos tolerándolo?”.


En su último libro 'Drinking Molotov Cocktails with Gandhi' (Permanent Publications), Boyle cambia el enfoque práctico de su anterior texto, en el que explicaba cómo vivir sin dinero, por una proclama en la que llama directamente “a la resistencia contra la invasión imperialista de la economía industrial en todos los aspectos de nuestras vida (incluida nuestra vida amorosa), y, en última instancia, a la revolución política”.

En opinión de Boyle, es necesario cambiar las tres erres de la lucha contra el cambio climático “reducir, reutilizar y reciclar” por algo más acorde a la crisis que estamos viviendo: “resistir, rebelarse y 'reasalvajarse”.

'El hombre sin dinero' reconoce que no hay una receta para la rebelión y depende de cada sociedad encontrar la forma de hacerlo de una manera que sea conveniente para ella. “Para mí, un varón europeo blanco, ofrecer una solución de talla única para todos sería una forma de racismo”, apunta. Pero un buen comienzo es empezar a vivir con menos dinero. Y para ello ofrece unos consejos prácticos: “Recomiendo hacer una lista de todo lo que necesitas hoy para vivir e ir tachando aquellas cosas que realmente no necesitas del todo. Tras esto, debes buscar vías alternativas para solucionar tus necesidades reales, y usar esto como base para ir trabajando. Según pasa el tiempo y aprendes más cosas puedes volverte tan creativo como quieras. La clave de todo es vivir de forma más sencilla, y es algo que, eventualmente, te hará más feliz y más libre”.

En su opinión, queramos o no, el modo de vida que llevamos actualmente no va a durar siempre: “El capitalismo está muriendo de pie, pero la mayoría de nosotros no podemos verlo todavía. Nuestras economías capitalistas industriales son intrínsecamente insostenibles y esto implica por definición que no pueden continuar por siempre”.

MIGUEL AYUSO


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