PÀGINES MONOGRÀFIQUES

28/9/15

Como ser más conscientes y tener más cuidado a la hora de manejar nuestra información

EVOLUCIONAR DE CONSUMIDORES A CIUDADANOS GLOBALES

Eva Kreisler, activista por los derechos laborales, es la portavoz de la Campaña Ropa Limpia, una red internacional de ONG, sindicatos y organizaciones de personas consumidoras que trabaja para mejorar las condiciones de las trabajadoras y los trabajadores de la industria textil global. En España está coordinada por la ONG SETEM y recientemente han lanzado la nueva campaña “Cambia tus zapatos” en torno a la industria del calzado.

¿De qué trata la Campaña Ropa Limpia (CRL)?
Probablemente el nombre no sea lo más acertado, porque no es una campaña efímera, sino que CRL una red internacional con más de 250 organizaciones en el mundo, con un valor añadido al tener entre ellas a sindicatos de los países productores de ropa. Muchos de ellos de Asia, pero también de Latinoamérica, así como organizaciones de defensa de los derechos humanos y los derechos laborales del norte de África, Asia y Centroamérica y Sudamérica.

¿Cuales son los objetivos de esta red?
El objetivo principal es la defensa de los derechos humanos y la mejora en las condiciones de trabajo en la industria de la ropa, por lo que puede ir desde apoyar la lucha de los sindicatos en los países productores haciendo de altavoz de sus reivindicaciones y forzar a las multinacionales, que sobre todo están en Europa las que producen en Asia y las de Estados Unidos que producen en Centroamérica.

¿En que consiste la campaña “Cambia tus zapatos”?
Es un proyecto Europeo en el que participan 15 organizaciones europeas y 3 asiáticas. El objetivo de esta campaña es por un lado concienciar sobre las condiciones en las que se trabaja en las empresa de calzado como en las curtidurías. Por otro lado reivindicar que haya más transparencia en cuanto a todo el proceso productivo y que se mejore la regulación existente en esta industria.


Desde CRL tuvisteis una gran implicación en la campaña posterior al derrumbe del edificio Rana Plaza de Bangladesh donde murieron más de 1.000 personas ¿Crees que ha cambiado algo desde entonces?
Aquello ocurrió en el 2013, pero hubieron muchas más desgracias anteriormente en las que también hemos estado involucrados, como el incendio de Ali Enterprise en Pakistan donde murieron más de 250 personas y que hoy en día, tres años después, todavía estamos luchando para que la empresa alemana que producía en aquella fábrica pague las indemnizaciones.

En el 2005 ya hubo un derrumbamiento en Bangladesh, muy cerca de donde se encontraba el Rana Plaza. En aquella ocasión murieron 64 personas. En este complejo se producía para Inditex, Carrefour y otras transnacionales europeas muy importantes. Desde entonces estamos trabajando para mejorar las condiciones de las fábricas de Bangladesh. Pero en el caso del Rana Plaza fue la primera vez en la que no se escondieron las marcas que producían allí. No fue hasta que se mostraron aquellas imágenes de aquellos cuerpos aplastados al lado de las etiquetas de las empresas que producían que la gente no tomó algo de conciencia, por lo que si que produjo un cambio.

También a raíz de aquello las empresas firmaron un acuerdo para mejorar las condiciones de empleo y de las fábricas del textil en Bangladesh. Este acuerdo se sale de las típicas normativas voluntarias ya que es un acuerdo vinculante legalmente que obliga a las empresas a financiar su implantación. En este proceso se revisan las estructuras de los edificios de las fábricas, así como su sistema eléctrico o la distribución del peso. Además todo esto está realizado con equipos técnicos e ingenieros de Bangladesh en colaboración con equipos internacionales. Todo ello le da una mayor credibilidad y transparencia ya que cuando, por ejemplo, una fábrica no cumple con alguno de los requisitos o sus informes no son favorables, no sólo no se produce en esa fábrica sino que además se publican esos informes en una web para que otras empresas no contraten sus producciones allí, por lo que sirve para evitar que pasen futuras desgracias como la del Rana Plaza. El problema es que todavía no cubre a todas las fábricas, sólo lo hace a las fábricas que producen para las empresas que han firmado el acuerdo. Por ello es necesario que lo firmen el mayor número de empresas posibles.

¿Algún productor español se ha resistido o negado a firmar ese acuerdo?
Es muy difícil conocer y contactar con todas las empresa españolas que producen en Bangladesh. Las tres más grandes, Inditex, Mango y El Corte Inglés si que lo han firmado, aunque todas ellas después del derrumbe del Rana Plaza. También existe alguna otra empresa española más pequeña que lo ha firmado.

Fuera de nuestro país si que hay varias empresa que se han negado a firmarlo. Dos muy importantes, WalMart y GAP, crearon un sucedáneo de acuerdo al que han llamado “la alianza”. De ese modo intentaron aparentar que están comprometidos, pero este acuerdo diseñado y firmado por ellos no tiene ni de lejos las mismas exigencias que tiene el nuestro.

O sea que tuvimos que conocer las marcas que se escondían detrás de las desgracias para cambiar algo ¿crees que el consumidor está cambiando hacia un consumidor más responsable? ¿es más consciente ahora de lo que se esconde detrás de la ropa?
Yo creo que si, la información ahora fluye y casi es inevitable no conocer estos casos. Pero también creo que debemos evolucionar de vernos como un consumidor para vernos como ciudadanos globales y poder entender que lo que pasa en una fábrica de Bangladesh está conectado directamente con lo que nos ocurre en Europa. Además no tenemos que quedarnos tampoco en el consumo, sino que debemos ejercer otros tipos de presiones como la recogida de firmas, la presión social, las acciones de calle frente a las tiendas y otros tipos de acciones que se han estado sucediendo en los últimos años y que hemos podido comprobar que funcionan.

Existen dos argumentos utilizados con frecuencia en Occidente para contradecir campañas como CRL o para desprestigiar al Comercio Justo: “Por lo menos le damos trabajo”
Lo que se está produciendo en estos países no es desarrollo económico ni desarrollo personal, es más bien una situación de esclavitud moderna. En estos países no se están pagando salarios dignos, y hablo de dignos, que no es lo mismo que los mínimos, ya que estos mínimos se fijan para atraer a estas empresas en contra de los intereses de sus propia ciudadanía. Esos mínimos no dan para mantener a una familia, para enviar a tus hijos a la escuela o para tener una vida digna. Esos salarios son de esclavitud y explotación.

Y “el salario que les pagan es muy bajo, pero es que allí la vida es muy barata”
El coste de la vida es distinto en estos países, es cierto, pero de eso no significa que los trabajadores reciban un salario digno y acorde al coste de su país. Existe una alianza de sindicatos asiáticos que, para evitar que se produzcan estas situaciones de dumping social, han calculado el nivel salarial necesario para tener una vida digna en cada uno de los países. En el caso de Camboya el salario mínimo son unos 100€ y el salario digno se ha calculado en unos 275€. Ese salario digno permitiría que, a pesar de las diferencias de precios y coste de la vida en estos países, pudieran tener una vida digna, pero en todos estos países el salario mínimo y que suelen recibir las trabajadoras y trabajadores es mucho menor. Estamos muy lejos de conseguir esto, no conocemos ninguna fábrica que pague un salario digno.

¿Habéis recibido presiones o amenazas por parte de gobiernos o empresas?
A nosotros directamente no, pero los sindicatos con los que trabajamos en Asia las reciben a diario. Por parte de las empresas hemos tenido problemas con varias de ellas en Europa, pero el riesgo realmente lo sufren las personas que trabajan en las fábricas y las organizaciones que trabajan en apoyo a los sindicatos.

¿Cómo repartirías, entre gobiernos, empresas y ciudadanía, la responsabilidad de los problemas y abusos de este sistema de relación comercial y de producción en el que nos encontramos?

Elaborado por CRL a partir de datos de 2013
Lo primero deberíamos ver de que modo se reparte el pastel en esta industria. Quien más se lleve más responsabilidad tendrá. Las empresas multinacionales más grandes de este sector deberían hacer mucho más de lo que están haciendo, todavía quedan muchas prácticas por cambiar, como por ejemplo sus políticas de compra a base de estrujar a los proveedores que luego va en detrimento del trabajador y que provoca que cada vez se produzcan más subcontrataciones de las primeras cadenas de producción hacia abajo, lo que a su vez provoca unas condiciones labores infrahumanas.

Pero es cierto que los gobiernos deberían hacer mucho más. Es muy hipócrita salvaguardar los derechos humanos y laborales aquí y hacer la vista gorda con lo que está ocurriendo en el otro lado del mundo con los productos de la ropa que consumimos aquí finalmente. Se debería perseguir y juzgar aquí a las empresas que cometen esos abusos en otros países. Existen mecanismos para hacerlo y los gobiernos deberían usarlos.

Si tuviera que hacer un reparto rápido y simplista diría que la empresas tienen un 60%, los gobiernos un 30% y los consumidores un 10% de la responsabilidad.

¿Qué sería lo primero que cambiarías, en regulación gubernamental, para cambiar y mejorar este modelo?
Obligar a las empresas a ser más transparentes en sus cadenas de producción. Debería ser obligatorio que publicaran cuales son sus proveedores de manera que podría haber más escrutinio en esa cadena de producción en los países en los que producen. Que se mojen mucho más en la defensa de los Derechos Humanos. En Bangladesh se han asesinado a varios sindicalistas con los que trabajábamos y los gobiernos de los países del Norte se deberían implicar mucho más en la protección del sindicalismo en los países productores.

Por otro lado, a nivel consumo por parte de las administraciones públicas también se puede hacer mucho. Se deberían incluir clausulas sociales dentro de los concursos públicos para que, por ejemplo los uniformes, fueran producidos bajo unos criterios sociales y justos.

Para terminar le pedimos a Eva que nos recomiende un libro
El pequeño libro rojo del activista en la Red de Marta Peirano. Es muy pequeño y muy fácil de leer. El prólogo es de Snowden y explica como ser más conscientes y tener más cuidado a la hora de manejar nuestra información, algo que vamos a tener que acostumbrarnos a hacer.

Entrevista a Eva Kreisler, portavoz Campaña Ropa Limpia por Yago Alvarez del Blog El Salmón Contracorriente

Vídeo de la campaña "Cambia tus zapatos": https://youtu.be/01_k3vj4pLk




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