¿Y si el PP legislara que
hay que colgar por los pies a los pelirrojos de 5 a 7?
Lo comenté hace unos días en Twitter, a raíz
de la Ley Mordaza, y la gente aseguró que cuantos no fueran
pelirrojos mirarían para otro lado. Muy probablemente. El resto de los partidos
harían declaraciones y preguntas parlamentarias. Y en Europa diversos
organismos mostrarían su seria preocupación. Pero empiezo a pensar que también
los afectados, los pelirrojos, mostrarían una actitud parecida, dado que ya
está ocurriendo. Varias leyes y actuaciones que ha llevado a cabo el PP son
igual de arbitrarias que el asunto de los pelirrojos, igual o más dañinas, pero
se contemplan como ejercicio del poder.
En ese
caso pues, también les permitiríamos que dictaran una norma por la que los
hombres solo pudieran comer los días pares y las mujeres los impares. Lo que
quieran. Seguro que habría quien defendiera que “no se puede hacer otra cosa” y
“es lo que toca”. Como si de vez en cuando nos atacara un virus maligno,
irremediable. Y aunque vieran comer a cuatro mandíbulas a las élites que se
autodesignan a sí mismas como tales.
Pero
es malo caminar contracorriente. Una costumbre que a mí me afean desde hace
muchos años. Una se topa con masivas reuniones de periodistas, con periodistas
de renombre como interlocutores, y comprueba que no está en la corriente que se
lleva.
He
sabido así que el periodismo no puede ni debe hacer nada para detener el robo
de la sanidad pública. Pongamos este caso que es extensible a la educación, a
todos los servicios públicos, a sueldos, pensiones, derechos y libertades. Cada
periodista, “como ciudadano” vota y puede acudir o no a la marea blanca o a la
que quiera. Uno vota y ya está. Si el gobierno decide colgar por los pies a los
pelirrojos -un ratito- no pasa nada, hay que esperar cuatro años –o los que
resten- y votar a otro, o al mismo si les resulta decorativa la imagen de gente
suspendida por los pies.
Es “política” hacer crítica al sistema
hablando, expresándolo; no lo es apoyar al sistema con los hechos -haga lo que
haga- y siendo muy objetivos en
las expresiones. No, eso no es política.
Y en
estas condiciones ¿la sociedad está informada? ¿También de lo que le atañe?
¿Puede
un periodista descansar con su voto como ciudadano aunque vea que los otros
ciudadanos no saben -a través del periodismo- lo que les ocurre y por qué?
Del
periodismo como compromiso social, de eso ya… ni hablamos.
Pero el camino errático no lleva a parte
alguna. No se resuelven los problemas ante el ingente número de personas que no
se mueven. Se da la nota cuando no hay
nada más elegante que el silencio. Se siente una
como si hablara en chino mandarín del Siglo II. Y hasta se crían bilis que
enferman. Y tal como están dejando la sanidad el problema se acrecienta, puede
ser hasta letal.
Hablando
de periodistas, hay gente que siempre cae de pie. Siempre están donde quieren
estar. En el resto de los poderes, ya se sabe, se utilizan todo tipo de
soportes y atajos. Ganas tontas son las de llevar la contraria.
Y,
además, en España la población es mayoritariamente morena de color de pelo, hay
rubios también, pero los pelirrojos escasean. Qué más darían que los colgaran
por los pies ¿No?
Rosa María Artal
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