CAMPAÑA CONTRA EL NEGATIVISMO
Paro, crisis, rescates bancarios, ERES, reforma laboral, corrupción,
derechos perdidos, prima de riesgo… Cada segundo estamos siendo
sometidos a una infinidad de malas noticias. No solo que están
sucediendo, sino que de forma continuada se nos pone en alerta de que
puede venir algo peor; que todavía nos espera algo más negativo.
Realmente el nivel de presión emocional que
estamos manteniendo (sin darnos cuenta) es elevadísimo y
altamente dañino, ya que al final al estar ingiriendo esos mensajes sea vía tv,
periódico, radio, internet o en las reuniones sociales, la persona, quizás sin
darse cuenta, llega a estar en cierta forma bloqueada, angustiada,
irascible, con un alto nivel de ira y/o deprimida emocionalmente.
Uno acaba por tener la impresión de que haga lo que se haga todo va en una
rueda catastrofista cada vez más grande, y en la que se deja de
tener control sobre un sistema que le maltrata, abandonando la
sensación de seguridad sobre su propia vida. Cuando el
ser humano se ve a expensas de los demás (sean personas, empresas, estados,
instituciones) se siente vulnerable, inseguro, con miedos a los
que es incapaz de afrontar y dependiente de los demás.
Por ejemplo, en muchas situaciones de maltrato donde
una parte se siente incapaz de hacer su vida, de salir adelante porque tiene
dudas de su capacidad y hay otra parte opresora, dominante, amenazante,
controladora que refuerza la debilidad del otro. Así
sucede actualmente con el clima que se está generando y va adquiriendo cada vez
más fuerza. Todas esas malas noticias, todo ese mensaje de caos y
descontrol genera incertidumbre, indefensión, miedo e inseguridad que
favorece que la persona se vuelva más sumisa, más dependiente, menos
arriesgada, menos emprendedora y que tenga una sensación de falta de control
vital que le puede hacer deprimirse y estar apática, o con la sensación de que
ya no tiene nada que perder y plantearse la violencia. En definitiva,
actualmente vivimos en una sociedad inmersa en un ambiente
deprimido y eso afecta a todas las facetas de nuestra vida;
económica, laboral, social, familiar, personal, etc.
Ante esto, por salud mental, hay que cuidarse o protegerse,
como queramos denominarlo, para evitar caer en un pozo del que luego salir
resulta más difícil. Cada vez hay más personas alrededor que me dicen que han
dejado de ver el telediario como una forma de no estar escuchando lo mismo todo
el tiempo. Es un tiempo en el que particularmente hay que hacer un
esfuerzo por no dejarse llevar por lo que fue y lo que nunca
será, por lo malo que vendrá, por lo negativo del momento. No
podemos esperar que los políticos, los medios de comunicación, las redes
sociales en abstracto actúen responsablemente y dejen de “bombardearnos” con
realidades catastrofistas, porque a menudo a ellos mismos les interesa que
estemos como meros espectadores pasivos -bloqueados. A través de ese miedo
pueden tomar las medidas y decisiones que quieran, pueden justificar cualquier
acción de recorte económico y/o social. Hemos pasado de una sociedad donde
aparentemente estaba todo “atado y seguro” a otra en el que cada día parece
suceder algo nuevo; lo poco realista era lo anterior, no lo de ahora.
En una parte fundamental ahora ya depende
de nosotros, de cada uno en su círculo laboral, social, familiar. Lo
que esperamos mostrar a las generaciones que vienen detrás y de las habilidades
y valores de los que les queremos impregnar y enseñar para que puedan hacer
frente a las dificultades. Unos consejos pueden ser (si se os ocurren algunos
más serán bienvenidos):
- Limitar la ingesta de información negativa sea a través de cualquier
medio. Es necesario estar informado, pero de nada
sirve dar vueltas sobre lo mismo. Deja de escuchar aquello que te
daña continuamente.
- Actuar más en el día a día con objetivos, retos y metas a
corto plazo y que sean realistas. Verás que se van logrando y si
estás activo, todavía más.
- Buscar y fomentar acontecimientos positivos, que los
hay continuamente, aunque resuenen menos. Desde aquí nos compremetemos a
difundir noticias que favorezcan la humanidad, la lucha, la
potencia de la persona por salir adelante, la superación, la capacidad de
reinventarnos, la generosidad, la responsabilidad, la cooperación… todo
emociones y valores constructivos, que hay que tratar de impulsar
en este contexto en el que parece que todo ha valido para que unos pocos logren
sus objetivos de ambición y poder, a costa de la economía, empleo y salud de
otros que se han visto perjudicados.
- Buscar espacios gratificantes con la pareja, la
familia, los amigos y racionar los tiempos dedicados a conversar sobre lo
negativo en los grupos, en las redes sociales, etc.
- No olvidar ni renunciar a la capacidad que tenemos cada persona por luchar
y defender nuestros derechos y ser consciente de que en realidad es
el sistema económico y político el que tiene que depender de nosotros, no al
contrario.
- Favorecer espacios de cuidado personal sea a través de actividades
creativas, recreativas que potencien todas los recursos personales que
tienes. Si te sientes deprimido o apático pide ayuda; sea en tu entorno, o a
través de un profesional.
- Creer y ser consciente de la capacidad de superación y
adaptación del ser humano a lo largo del tiempo. Ha sobrevivido y
superado incontables crisis en las que ha salido adelante gracias a dejar sus
miedos a un lado y que no actuasen como obstáculo. Tenemos múltiples ejemplos
de países y culturas que día a día buscan salir adelante y no presentan niveles
de angustia y/o ansiedad.
En definitiva, el negativismo te hace creerte pequeño y débil frente a tus
posibilidades y las del entorno. No te quedes adormilado con lo que te imponen
alrededor, pues puede convertir tu vida en una pesadilla. Fomenta y busca las
emociones positivas; porque de la misma forma que las negativas, se absorben y
difunden.
Para terminar estas palabras de Tony de Mello “En
la cárcel real, es el guardián el que tiene la llave. Pero en la cárcel en la
que tu te encuentras, en la cárcel psicológica (cárceles en la que estamos
metidos por nuestra programación), es el prisionero el que tiene la llave, pero
lo malo es que no se da cuenta. ¡ Ay de ti si ves esto claro! porque irremediablemente vas a salir de tus prisiones para
llamar a las cosas, personas y situaciones por su nombre. Entonces ya
no habrá vuelta atrás porque estarás despertando“. Despertemos pues.
www.grupopuntomedio.com
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