LA INQUIETUD DEL MOMENT
La
situació general degenera de forma accelerada. Els esdeveniments no
fan més que confirmar les pitjors expectatives. La descomposició
del Sistema és fa cada cop més evident. No per més previsible que
fos deixa de ser una font d'angoixa creixent.
La
manca d'horitzó de la forma de vida actual provoca l'immens esglai
anímic que s'afegeix a les dificultats concretes de l'atur, la minva
de drets socials, la reducció d'ingressos, la desinformació…
Davant l'engany continuat i la corrupció establerta el ciutadà se
sent com un nàufrag enmig d'una tempesta paorosa.
No
s'hi guanya gaire assenyalant culpables, demonitzant sistemes,
clamant justícia. Està en risc, més que la vida, l'anhel de viure.
Per que no es tracta de sobreviure, sinó de gaudir de la vida.
Recuperar esperança, alimentar confiança, fomentar convivència són
factors prioritaris per a reconstruir un altre estil de vida.
El
panorama que es desplega al voltant nostre encongeix l'ànima i
desferma el plor. És un terratrèmol que tot ho esfondra. La
devastació que ens aclapara no ens deixa esma per a res. Com encarar
la dura realitat? Deixem-nos sentir el desconsol per tot el que hem
perdut; per tot el que podia haver estat i no ha pogut ser.
Siguem
compassius amb nosaltres mateixos quan pensem en allò que potser no
vam fer prou be i que ha contribuït a la desfeta general. Deixem que
flueixi la pena i el desencís. Buidem-nos de tristors i retrets. I
una vegada ben plorats i consolats, aixequem-nos i mirem tot el que
podem fer. I com fer-ho, ben diferent de com fins
ara ho hem fet.
Si
d'alguna cosa ha de servir la patacada que hem rebut és per a no
repetir errades. Hem après a un preu molt alt la finitud de les
coses. S'imposa doncs viure amb senzillesa, amb gratitud, amb pau.
Compartir, intercanviar, donar, estimar… quins reptes més adients
per a una nova forma de viure!
Si
ens sembla massa dura la proposta, preguntem-nos on ens ha portat el
competir, lluitar, enganyar i què vam fer per assolir el benestar
del que gaudíem. Ens el vam trobar, ens el van donar per atrapar-nos
quan els fèiem falta i ara ens el treuen quan ja no ens necessiten.
Els vam donar la nostra llibertat a canvi d'un plat a taula. Molt
barata els hi vam vendre i ara ens n'adonem o encara no?
Ens
han tan malacostumat que ens sentim impotents, inermes, incapaços de
fer res pel nostre compte. Vinga endavant que com més tardem més
dur serà! És hora d'assumir el repte. És el moment d'agafar les
regnes de la nostra vida. No ens calen dirigents, cadascú és el seu
propi director.
Sense
por de les errades engeguem noves idees, proposem-nos nous camins.
Confiats en nostres forces, aixequem-nos des de zero i construïm un
món més bell.
No
ens espanti la gran tasca per que es ben al nostre abast. Podem fer
de nostra vida una font inexhaurible per que: El cel és nostre límit
!
Joan
Martí
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LA
INQUIETUD DEL MOMENTO
La situación general degenera de forma acelerada. Los acontecimientos no hacen más que confirmar las peores expectativas. La descomposición del Sistema se hace cada vez más evidente. No por más previsible que fuera deja de ser una fuente de creciente angustia.
La falta de horizonte de la forma de vida actual provoca una inmensa alarma anímica que se añade a las dificultades concretas del paro, la merma de derechos sociales, la reducción de ingresos, la desinformación ... Ante el engaño continuado y la corrupción establecida el ciudadano se siente como un náufrago en medio de una tormenta pavorosa.
No se gana mucho señalando culpables, demonizando sistemas, clamando justicia. Está en riesgo, más que la vida, el anhelo de vivir. Pues no se trata de sobrevivir, sino de gozar de la vida. Recuperar esperanza, alimentar confianza, fomentar convivencia son factores prioritarios para reconstruir otro estilo de vida.
El panorama que se despliega a nuestro alrededor encoge el alma y desata el llanto. Es un terremoto que todo lo derrumba. La devastación que nos abruma no nos deja fuerzas para nada. Como encarar la dura realidad? Dejémonos sentir el desconsuelo por todo lo que hemos perdido, por todo lo que podía haber sido y no ha podido ser.
Seamos compasivos con nosotros mismos cuando pensemos en lo que quizás no hicimos bastante bien y que ha contribuido a la debacle general. Dejemos que fluya la pena y el desencanto. Vaciémonos de tristezas y reproches. Y una vez bien llorados y consolados, levantémonos y miremos todo lo que podemos hacer. Lo que podemos hacer y cómo hacerlo bien diferente de como hasta ahora lo hemos hecho.
Si de algo debe servir el batacazo que hemos recibido es para no repetir errores. Hemos aprendido a un precio muy alto la finitud de las cosas. Se impone pues vivir con sencillez, con gratitud, con paz. Compartir, intercambiar, dar, amar ... qué retos más adecuados para una nueva forma de vivir!
Si nos parece demasiado dura la propuesta, preguntémonos donde nos ha llevado el competir, luchar, engañar y qué hicimos para lograr el bienestar del que disfrutábamos. Nos lo encontramos, nos lo dieron para atraparnos cuando les hacíamos falta y ahora nos lo quitan cuando ya no nos necesitan. Les dimos nuestra libertad a cambio de un plato en la mesa. Muy barata se la vendimos y ahora nos damos cuenta de ello, o no?
Nos han tan malacostumbrado que nos sentimos impotentes, inermes, incapaces de hacer nada por nuestra cuenta. Venga, pongámonos en marcha que cuanto más tardemos más duro será! Es hora de asumir el reto. Es el momento de tomar las riendas de nuestra vida. No necesitamos dirigentes, cada uno es su propio director.
Sin miedo a los errores pongamos en marcha nuevas ideas, propongamos iniciar nuevos caminos. Confiados en nuestras fuerzas, levantémonos desde cero y construyamos un mundo más bello. No nos asuste la gran tarea porque la tenemos a nuestro alcance. Podemos hacer de nuestra vida una fuente inagotable, porque: El cielo es nuestro límite!
Joan Martí
elcamidelavida@gmail.com
La situación general degenera de forma acelerada. Los acontecimientos no hacen más que confirmar las peores expectativas. La descomposición del Sistema se hace cada vez más evidente. No por más previsible que fuera deja de ser una fuente de creciente angustia.
La falta de horizonte de la forma de vida actual provoca una inmensa alarma anímica que se añade a las dificultades concretas del paro, la merma de derechos sociales, la reducción de ingresos, la desinformación ... Ante el engaño continuado y la corrupción establecida el ciudadano se siente como un náufrago en medio de una tormenta pavorosa.
No se gana mucho señalando culpables, demonizando sistemas, clamando justicia. Está en riesgo, más que la vida, el anhelo de vivir. Pues no se trata de sobrevivir, sino de gozar de la vida. Recuperar esperanza, alimentar confianza, fomentar convivencia son factores prioritarios para reconstruir otro estilo de vida.
El panorama que se despliega a nuestro alrededor encoge el alma y desata el llanto. Es un terremoto que todo lo derrumba. La devastación que nos abruma no nos deja fuerzas para nada. Como encarar la dura realidad? Dejémonos sentir el desconsuelo por todo lo que hemos perdido, por todo lo que podía haber sido y no ha podido ser.
Seamos compasivos con nosotros mismos cuando pensemos en lo que quizás no hicimos bastante bien y que ha contribuido a la debacle general. Dejemos que fluya la pena y el desencanto. Vaciémonos de tristezas y reproches. Y una vez bien llorados y consolados, levantémonos y miremos todo lo que podemos hacer. Lo que podemos hacer y cómo hacerlo bien diferente de como hasta ahora lo hemos hecho.
Si de algo debe servir el batacazo que hemos recibido es para no repetir errores. Hemos aprendido a un precio muy alto la finitud de las cosas. Se impone pues vivir con sencillez, con gratitud, con paz. Compartir, intercambiar, dar, amar ... qué retos más adecuados para una nueva forma de vivir!
Si nos parece demasiado dura la propuesta, preguntémonos donde nos ha llevado el competir, luchar, engañar y qué hicimos para lograr el bienestar del que disfrutábamos. Nos lo encontramos, nos lo dieron para atraparnos cuando les hacíamos falta y ahora nos lo quitan cuando ya no nos necesitan. Les dimos nuestra libertad a cambio de un plato en la mesa. Muy barata se la vendimos y ahora nos damos cuenta de ello, o no?
Nos han tan malacostumbrado que nos sentimos impotentes, inermes, incapaces de hacer nada por nuestra cuenta. Venga, pongámonos en marcha que cuanto más tardemos más duro será! Es hora de asumir el reto. Es el momento de tomar las riendas de nuestra vida. No necesitamos dirigentes, cada uno es su propio director.
Sin miedo a los errores pongamos en marcha nuevas ideas, propongamos iniciar nuevos caminos. Confiados en nuestras fuerzas, levantémonos desde cero y construyamos un mundo más bello. No nos asuste la gran tarea porque la tenemos a nuestro alcance. Podemos hacer de nuestra vida una fuente inagotable, porque: El cielo es nuestro límite!
Joan Martí
elcamidelavida@gmail.com
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